La fiebre de origen desconocido (FOD) se refiere a una condición en la que el paciente mantiene temperatura elvada durante 3 semanas a pesar de que los estudios médicos no encuentran una causa o etiología. De encontrarse la causa, por lo general es consecuencia de un diagnóstico de exclusión, es decir, el eliminar todas las posibilidades hasta que solo una explicación queda, la cual se toma como la correcta.
Las fiebres de origen desconocido se definen como una fiebre ocasional mayor de 38,3 °C por tres semanas o mayor de 37,5 °C consistentemente por 2 semanas sin diagnóstico después de que se hayan realizado exámenes durante una semana de hospitalización.
Actualmente, la fiebre de origen desconocido se codifica en cuatro subclases.
La definición actual requiere que el individuo haya hecho tres visitas no-hospitalarias o que haya estado tres días en un hospital, o bien que haya pasado una semana en estudios ambulatorios. Los estudios de este tipo de casos demuestran que hay cinco categorías o condiciones generales causales:
Infecciones, por ejemplo, abscesos, endocarditis, tuberculosis e infecciones urinarias complicadas; neoplasias, como los linfomas y leucemias; enfermedades del tejido conectivo, por ejemplo, arteritis temporal, polimialgia reumática, lupus eritematoso sistémico y artritis reumatoidea;
Trastornos como la hepatitis alcohólica, condiciones granulomatosas, etc.
Los pacientes infectados con el virus del VIH pertenecen a un subgrupo de la fiebre de origen desconocido neutropénica y, que con frecuencia, tienen fiebre. La fase primaria muestra una fiebre a partir de la aparición de síntomas parecidos a una mononucleosis. En los estados más avanzados del sida, la fiebre es principalmente por causa de una enfermedad superimpuesta a la infección del VIH.
El diagnóstico de la fiebre de origen desconocido debe incluir una historia clínica meticulosa, incluyendo a los familiares, viajes a lugares endémicos, etc. El examen físico es indispensable para la detección de lesiones, así como una gama de exámenes de laboratorio. Puede que se requieran otras investigaciones para auxiliar la conclusión clínica. Un ultrasonido puede revelar colelitiasis, una ecocardiografía puede ser necesaria en la sospecha de endocarditis y una tomografía axial computarizada puede demostrar una infección o una neoplasia de órganos internos. Otra técnica es el escaneo con Galio-67, el cual parece ser capaz de visualizar infecciones crónicas con más eficacia. Ciertas técnicas invasivas como la biopsia y laparotomía para el examen bacteriológico puede ser requerido antes de que sea posible llegar a un diagnóstico definitivo.
A pesar de todo esto, el diagnóstico puede que no sea más que el producto del tratamiento que de resultados. Cuando el paciente se mejora al dejar de tomar sus medicamentos, tal vez haya sido una fiebre medicamentosa. Cuando un antibiótico o antimicótico dan resultado, el origen probablemente fue infeccioso. Los ensayos con terapias empíricas deben ser usados en aquellos pacientes en quienes otras técnicas han fallado.