La depresión es una enfermedad que debe considerarse como un problema de salud pública de primer orden, ya que en la actualidad, una de cada siete personas que acude a las consultas de Atención Primaria presenta este trastorno y, además, es una de las primeras causas de ausencia laboral en el mundo
A pesar de disponer de tratamientos útiles, muchos de los enfermos no llegan a ser diagnosticados ni tratados. Uno de los principales retos con el que se enfrentan los enfermos con depresión, médicos y familiares, es el mantenimiento del tratamiento, ya que un porcentaje sustancial de los pacientes depresivos atendidos se consideran resistentes al tratamiento. Es relativamente frecuente que el enfermo con depresión no consiga la recuperación total con el primer intento terapéutico. En caso de que el paciente no responda a varios tratamientos antidepresivos correctamente aplicados se habla de depresión resistente
El trastorno depresivo es una enfermedad altamente prevalente que ocasiona sufrimiento, discapacidad, morbilidad y mortalidad. A pesar de décadas de investigación, las terapias actuales han demostrado eficacia, pero ésta no alcanza a la totalidad de los casos. Algunos pacientes no llegan a tener una mejoría sintomática suficiente tras un tratamiento antidepresivo con duración y posología adecuadas.
El tratamiento farmacológico de la depresión tiene una eficacia limitada. En todos los medicamentos existe un grupo de pacientes que no va a responder al tratamiento. En el caso de la depresión, hasta el 35% de los enfermos no responde al tratamiento. En este sentido, el cambio de la medicación o simplemente otras estrategias como la potenciación y la combinación de antidepresivos son capaces de mejorar a este grupo de pacientes que en principio no se habían beneficiado del uso de medicamentos.
El Dr. Stephen J. Suomi explica que un polimorfismo en el gen que codifica el transportador de serotonina se asocia con déficits en el funcionamiento neuroconductual de corta edad y en el control de la agresividad en la adolescencia y en la etapa juvenil.
Estos hallazgos nos pueden dar información y conocimiento con respecto a las interacciones entre la genética y el ambiente y también respecto a toda la estabilidad de determinados patrones de respuesta o rasgos de comportamiento.
El Dr. Scott Stroup, médico del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Columbia y miembro del Instituto Psiquiátrico de Nueva York, presenta como los ensayos pragmáticos plantean cuestiones sobre la efectividad comparativa de los tratamientos en el ámbito asistencial habitual con pacientes comunes en períodos más prolongados: son estudios más realistas, más representativos de la población y no tienen criterios de exclusión. El objetivo es determinar cómo los tratamientos influyen de forma importante en la respuesta terapéutica en las condiciones del mundo real, de manera que los resultados del estudio puedan ser aplicados a las condiciones en las que los clínicos tratan los pacientes, y así los resultados pueden ser útiles para los responsables de las políticas de salud.
Estos ensayos buscan gran cantidad de enfermos y criterios de selección más flexibles, variables sencillas y claras a estudiar para de esta forma poder extraer una información válida sobre la efectividad de los fármacos en su aplicación.
El fin es intentar obtener información que sea directamente aplicable a la práctica clínica habitual.
La terapia cognitivo-conductual incluye una variedad de programas terapéuticos que han resultado útiles para tratar la ansiedad. La terapia de exposición es particularmente útil en personas con trastornos de ansiedad ya que ayuda a los pacientes a enfrentarse terapéuticamente a sus recuerdos y situaciones temidas.
La realidad virtual es una nueva terapia de exposición que ofrece un sistema de interacción informático con el paciente, en el cual los usuarios no son observadores externos de imágenes en una pantalla, sino que son participantes activos dentro de un mundo virtual en tres dimensiones.
La realidad virtual es muy útil ya que se puede reproducir en tres dimensiones, en un entorno controlado, ambientes de determinadas experiencias que tienen una capacidad traumática para los pacientes. Existen ambientes virtuales para el miedo a la altura, miedo a volar, miedo a hablar en público y para el trastorno por estrés postraumático, entre otros.