Un nuevo estudio dirigido por el Dr. David Pereg, del Centro Médico Meir en Kfar Saba, Israel, revela que los niveles de cortisol en el pelo humano pueden servir como marcadores biológicos de la falla cardiaca crónica.
El Dr. Pereg junto a su grupo de investigadores y la Universidad de Tel-Aviv realizaron un estudio prospectivo en 44 paciente varones ambulatorios con una fracción de eyección ventricular izquierda, inferior a 40%. Se midieron los niveles de testosterona y cortisol, usando inmunoanálisis en los dos cm proximales de pelo, que representan aproximadamente dos meses de exposición hormonal sistémica.
Los resultados mostraron que los pacientes con falla cardiaca crónica tenían un nivel mediano de cortisol en el pelo de 207 ng/g. Los niveles de cortisol en el pelo se correlacionaron positivamente, y negativamente con el desempeño de la prueba de esfuerzo en una caminadora. La testosterona en el cabello era de 5,17 ng/g, y la relación C/T fue de 39.89. No se encontraron asociaciones entre la testosterona en el cabello y la relación C/T y la gravedad de la insuficiencia cardíaca; sin embargo, la relación C/T era mayor en los pacientes que requirieron una hospitalización relacionada con la falla cardiaca crónica, que en los pacientes que no la requirieron en el año siguiente a la inclusión en el estudio. Los resultado dele studio se publicaron en la revista Psychoneuroendocrinology.
La insuficiencia cardíaca congestiva se asocia a un aumento del estrés y las alteraciones en el metabolismo, favoreciendo al catabolismo sobre el anabolismo. El cabello es una nueva matriz que permite la medición de hormonas cubriendo un período de varios meses.
El cortisol es una hormona muy conocida del estrés, pero hasta hace poco sólo se podía medir en un corto espacio de tiempo de hasta 24 horas. Al medir los niveles en alrededor de 100 hebras de cabello recortadas del cuero cabelludo, se pueden evaluar los niveles de cortisol como un indicador biológico retrospectivo del estrés durante los tres meses anteriores, lo que indica la tensión crónica o acumulada. Los estudios también han demostrado interacciones con factores conocidos asociados a las disparidades de salud, tales como la identidad racial y étnica, el sexo y el status socioeconómico.