A los niños sanos de entre 3 y 5 años se les debe realizar por lo menos un test anual, según el panel estadounidense U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF).
Existen peligros asociados con los test de control preventivo, afirma el Dr. Ned Calonge, presidente del Colorado Board of Medical Examiners. Según USPSTF, evaluar a los niños muy pequeños no es fácil porque no tienden a cooperar con el profesional, y postergar el control unos años es igualmente efectivo.
Las recomendaciones alcanzan a los niños sin signos de problemas visuales y esto no quiere decir que los padres con hijos menores de 3 años no deberían consultar a un oculista si están preocupados. Se aconseja conversar sobre el control con el médico, ya que las pruebas aún no son suficientes ya que los nuevos dispositivos para el control preventivo son costosos.
La recomendación surge de una revisión de la literatura médica publicada en la revista médica Pediatrics, sólo existen pruebas directas limitadas de que el control preventivo mejore la visión y no hay datos sobre cómo afecta, por ejemplo, el rendimiento escolar. Aun así, en niños de entre 3 y 5 años, los beneficios del control superan los riesgos.
Colocar un parche en el ojo sano para favorecer el desarrollo visual del ojo perezoso provoca un leve aumento de la agudeza visual (menos de 1 línea en una tabla optométrica) en el corto plazo, esa diferencia puede ser importante para un niño, y en teoría se traducirá en mayores beneficios en el largo plazo porque el ojo perezoso reduce cada vez más la visión si no se trata.
A los bebés se les debe realizar el examen ocular regular con un oftalmoscopio (dispositivo similar a una linterna pequeña) o tecnología más moderna para descartar enfermedades graves, como cataratas, que podrían causar el ojo perezoso, que afecta a entre el 2 y el 4 %de los preescolares.
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