Existen varios sentimientos que nos limitan, pero la envidia es uno de los más dañinos y paralizantes. Tristemente la envidia es muy común en las personas que no creen ser capaces de obtener lo que desean en su vida.
Cuando alguien desea algo que otro tiene y en lugar de alegrarse por ello lamenta no tenerlo, eso es envidia.
La envidia surge de las comparaciones, de sentirse y creer ser menos que los demás, desear algo y no saber cómo obtenerlo.
Cuando una persona siente envidia se limita y experimenta sensacionesnegativas afectándose a sí mismo. La envidia se presenta en cualquier entorno: familia, trabajo, amigos o pareja, destruyendo relaciones.
La envidia se manifiesta como: celos, resentimiento, rencor, rabia, desazón y disgusto. Hay que destacar que no existe “envidia de la buena”… Toda envidia emana sensaciones negativas y es perjudicial para quien la ejerce principalmente y también para quien es víctima de la misma. La envidia es un sentimiento que causa sufrimiento y puede generar en quien la siente: deseos de agresiones verbales, físicas y crear obstáculos en la felicidad de otros.
El que envidia no nota ni valora las cualidades que tiene una persona para lograr lo que desea y busca aniquilar su crecimiento. A la mayoría de las personas les cuesta reconocer que sienten envidia.
A continuación algunos tips para evitar sentir envidia
.- Comienza por valorarte. Si otros pueden, tú también puedes.
.- Aprende de los demás en lugar de quedarte deseando lo que tienen.
.- Si te provocan envidia y te disgusta ese sentimiento, enfócalo en positivo, te está indicando que hay aspectos en tu vida que puedes mejorar y que no terminas de aceptarlo.
.- En la vida todos aprendemos constantemente unos de otros. Así que en lugar de quedar deseando lo que otros disfrutan o logran, mejor aprende cómo alcanzan sus objetivos y busca la forma de lograr lo que tu deseas en la vida.
Si crees ser víctima de envidia:
.- Asume que tú no eres responsable de generar ese sentimiento, el problema es de la otra persona.
.- Si descubres que alguien te envidia y no tiene influencia en tu vida, evita esa relación.
.- Si la persona que te tiene envidia pertenece a tu entorno cercano y sabes que le causas envidia, encuentra el modo de enseñarle como obtener lo que desea.
.- Mantén una actitud de distancia y mínima confianza con quienes consideres puedan envidiarte y evita responder a comentarios negativos.
Las personas que sienten envidia generalmente:
.- Pierden su energía, en lugar de alcanzar sus propios objetivos .
.- Se instalan en una actitud de queja continua, en un rol de víctima, buscando que se compadezcan de ellos. Cuando alguien está frecuentemente envidiando a los demás y repitiendo su conducta de queja, lo que acaba ocurriendo es que ese consuelo, en lugar de ayudar, se convierte en algo cómodo, y en una forma poco saludable de conseguir cariño.
.- Otra de las consecuencias terribles de la envidia son los pensamientos repetitivos acerca del objeto deseado o bien acerca de la persona a la que envidian. Las personas envidiosas dejan de centrarse en su vida, en lo que les interesa y se enfocan en lo ajeno, haciendo un “seguimiento” de la vida del otro, incluso en exceso, intentando hacer daño a quien envidian: difundiendo rumores, humillando e intentando que no consigan lo que se proponen. Un ejemplo, son los casos de acoso laboral, donde la envidia suele estar presente.
Aquellas personas de quienes se dice “ni picha, ni cacha, ni deja batear”, son nocivas en un entorno laboral, social e incluso familiar.
La envidia es un sentimiento que se aprende a lo largo de la vida, y depende del contexto y experiencias personales, crecer en el seno de una familia que utiliza la comparación como modo de referenciar el éxito, y donde recibir amor depende de lo que se obtenga (como un buen rendimiento académico, éxitos deportivos, el salario, etc.), fomentan la aparición de la envidia. Desarrollan una identidad frágil que no valora quién se es, sino lo que se tiene, y que mide la felicidad a partir de lo que se posee, de manera que aquellos con quienes se ha de compartir la vida se convierten en competidores, rivales o enemigos… Vivir en una cultura fundamentalmente competitiva e individualista, no ayuda a generar ambientes donde la envidia no esté presente.
Hay demasiada presión por ser exitoso, y todo lo que no sea alcanzar un determinado estándar, se considera un fracaso, con tanta presión por ganar y alcanzar el éxito, por tener el mejor auto, el mejor sueldo, el trabajo más reconocido, no es de extrañar que la envidia prospere. Por más presiones que percibamos en nuestro entorno, podemos adaptarnos a estas exigencias, analizando nuestras prioridades y valorando nuestros objetivos desde lo que nos motiva en ellos, no sólo desde lo que se espera que hagamos. Es en este punto donde la psicología positiva, con técnicas, estrategias y modelos de trabajo, puede ayudar a proponer experiencias diferentes que permitan a las personas salir de su sentimiento de envidia y cultivar sus fortalezas personales, a través de las cuales posicionarse y actuar de manera diferente.
Las fortalezas personales son las capacidades preexistentes para un modo particular de comportamiento, pensamiento o sentimiento, que es auténtico y estimula a la persona, permitiendo el funcionamiento óptimo, el desarrollo y la ejecución.
Si la envidia nos hace experimentar pensamientos y emociones desagradables, y nos involucra en acciones de las cuales no nos sentimos orgullosos, podemos crear una serie de alternativas que nos permitan desarrollar sensaciones más constructivas y actuar de un modo más acorde a lo que nos gustaría. Cuando enfocamos la atención en nuestras fortalezas personales, nos podemos alejar de la obsesión de perseguir el éxito que hemos situado fuera de nosotros. Ese primer paso es muy importante, y también podemos intentar concebir el éxito y el fracaso de un modo diferente: el fracaso forma parte del camino hacia el éxito en la vida, es un aprendizaje importante y del que no podemos huir porque a todos nos pasa, sin excepción.