Invierno demográfico es la denominación que dan los científicos sociales, para denominar al envejecimiento de la población.
El nombre invierno demográfico lo usó por primera vez el profesor emérito Michel Schooyans,de la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica.
En Europa, políticos de varias tendencias han anunciado un «suicidio demográfico». El exprimer ministro de Francia Michel Rocard, en el cierre de la conferencia llamada de las familias, afirmó que «La mayor parte de los estados de Europa occidental van en camino de suicidarse por la demografía».
Un país necesita mantener una tasa de natalidad de 2,1 hijos por mujer para reemplazar su población. Sin embargo, en Europa la tasa de natalidad es de 1.3 y se estima que para el año 2030, tendrá un déficit de 20 millones de trabajadores. Al mismo tiempo, se espera que Rusia pierda un tercio de su población actual para el año 2050.
Europa atraviesa un invierno demográfico,los niveles poblacionales en distintas partes del mundo desarrollado están declinando y eso es particularmente más notorio en los países occidentales, especialmente en Europa.
En todo el mundo ha aumentado la esperanza de vida pero disminuye la natalidad. Muchas naciones carecen de un número suficiente de jóvenes para renovar sus poblaciones, y estos jóvenes están retrasando el matrimonio y la edad para tener hijos, especialmente en las clases bajas, la natalidad se da predominantemente en madres solteras o parejas sin casar, lo que implica mayores problemas para los hijos. Existe una fuerte correlación negativa entre natalidad y la participación femenina en el trabajo.
Muchos gobiernos están alentando la promoción para la formación de familias entre parejas jóvenes, pues muchos esperan demasiado tiempo para tener hijos, y hay necesidad de crear conciencia, ya que el problema se está acercando a niveles epidémicos. Más y más parejas están utilizando tratamientos de fertilidad para concebir. Uno de cada diez niños nace después de tratamientos de fertilidad.