Se sabe desde hace tiempo que realizar actividad física ayuda a envejecer con salud y a mantener la independencia por más tiempo. Pero conservar una vida social activa también contribuye a prevenir el deterioro físico, concluye una nueva investigación.
Los investigadores de Universidad de Rush en EUA, encabezados por el Dr. Bryan James explican que actividades como salir a comer con amigos y juntarse a mirar películas logra que los hombres y mujeres lleguen a la vejez con una mejor capacidad para cuidarse a sí mismos sin depender de los demás.
Los resultados se publicaron en la revista Journal of Gerontology, para la investigación trabajaron con 954 adultos de alrededor de 82 años de edad. Ninguno de los voluntarios sufría de ningún tipo de discapacidad física al comenzar la investigación. Cada uno contestó un cuestionario destinado a evaluar la intensidad de su vida social, enfocándose especialmente en las cenas en restaurantes, la asistencia a eventos deportivos o a juegos como el bingo, los viajes diarios por diversión, el trabajo voluntario, las visitas a amigos o familiares, la asistencia a grupos religiosos y la participación en clubs y grupos sociales.
A su vez, durante el trascurso de todo el estudio los investigadores los revisaron anualmente para evaluar si desarrollaban algún tipo de discapacidad y les realizaban tests psicológicos y neuropsicológicos. Por ejemplo, los voluntarios comentaban si hacían solos actividades diarias como comer, bañarse o vestirse, y explicaban si podían subir y bajar escaleras, caminar y hacer las tareas domésticas por sí mismos.
El Dr. James, observó que los participantes que más actividades sociales realizaban tenían el doble de posibilidades de no desarrollar discapacidades que afectaran la realización de las tareas diarias, y 1,5 más posibilidades de no tener problemas de movilidad que afectaran sus jornadas.
Se sabe desde hace tiempo que la actividad social es un componente esencial del envejecimiento sano, pero ahora contamos con evidencia de que se relaciona al funcionamiento diario y a una menor discapacidad en la vejez. Estos hallazgos son muy importantes porque la actividad social es un factor de riesgo potencial que puede ser modificado para ayudar a los adultos mayores.