Elsa Avila es la primera mujer latinoamericana en escalar la cumbre del Everest. Hoy su principal reto es… «Estar viva hoy, con la calidad de vida que creo que merezco».
Se dedico al alpinismo desde los 15 años de edad. Después de conquistar las cumbres más altas del mundo y en un momento culminante de su carrera, se percató de que sufría un trastorno cardiaco. Elsa nos explica «Sentí como que drásticamente mi condición física decaía. Me sentía muy corta de respiración, (…) llegué a desmayarme y bueno se dieron cuenta entonces que yo necesitaba un marcapasos. El marcapasos no fue la solución (…) Hasta que me descubrieron que tenía yo fibrilación auricular».
La fibrilación auricular figura entre las arritmias cardiacas más comunes y se debe a un falla en el sistema eléctrico del corazón, que ocasiona una contracción irregular de las llamadas aurículas, que son las cámaras del corazón superiores del corazón.
A Elsa le fue realizada una me hicieron una ablación, que una intervención quirúrgica destinada a erradicar la arritmia. Sin embargo, dicho procedimiento no fue suficiente y debe estar medicada para controlar la arritmia.
La fibrilación auricular ocasiona palpitaciones, falta de aire, dolor en el pecho, cansancio, mareos y desmayos. Pero las complicaciones más temidas son los infartos cardicacos y el accidente vascular cerebral.
Elsa explica: «Tuve tres eventos vasculares cerebrales a lo largo de todo esto. Uno fue como una embolia pasajera, lo que es el ataque isquémico transitorio pero sí sentí cómo se me paralizó la mitad derecha de mi cuerpo y otras dos fueron un infarto cerebral. Afortunadamente las consecuencias pasaron porque sí estuve días en cama sin poder articular bien palabras».
La clave para evitar las consecuencias de la fibrilación auricular radica en la detección oportuna mediante un electrocardiograma y el tratamiento apropiado.