El reflujo del lactante es un padecimiento en el esfínter esofágico inferior, (anillo de músculos que permite el paso de los alimentos del esófago al estómago), y que funciona como una especie de «válvula», que se abre para permitir el ingreso del alimento hacia el estómago, cerrándose luego para impedir la salida del contenido del mismo. Cuando esta «válvula» no funciona correctamente, tanto el alimento como parte de los jugos gástricos que existen en el estómago, suben por el esófago, pudiendo inclusive llegar a la boca.
En los lactantes es más notorio, ya que -como su nombre lo indica- están alimentados sólo con leche y, como todo líquido, tiende a «subir» más fácilmente que los sólidos.
El reflujo del lactante puede estar ocasionando por:
La «válvula» (esfínter esofágico inferior) no funciona en la forma adecuada (60% de los casos).
Porque el esófago no puede eliminar por completo el líquido regurgitado.
Por un aumento de la cantidad de jugos gástricos.
El reflujo también puede deberse a una inmadurez del aparato digestivo del bebé, que aproximadamente a los 6 meses de vida se corrige espontáneamente. Esto ocurre en la gran mayoría de los casos y se debe a que en este momento el bebé comienza con una dieta más sólida, su esófago comienza a crecer y adquiere la habilidad de mantenerse en una posición más erguida (antes de los 6 meses pasa la mayor parte del tiempo acostado).
El vómito no es el único indicador de reflujo. Muchos pequeños son víctimas de reflujo y ni siquiera manifiestan regurgitaciones; esto no está asociado con el grado de reflujo que puede tener.
Es importante detectar de forma precoz cuándo un niño tiene reflujo gastroesofágico, para actuar rápidamente y evitar las consecuencias irreversibles que ocasiona. El estómago tiene un revestimiento que lo protege de los ácidos que contiene, pero el esófago no tiene ninguna protección, y por este motivo el reflujo -que generalmente es ácido- puede llegar a causarle serias lesiones.
En niños de hasta 6 meses de vida es posible tratar el reflujo simplemente modificando la frecuencia de la dieta o a través de cambios posturales.
Algunos bebés que padecen reflujo pueden presentar apneas, es decir que por momentos ven interrumpida su respiración. En estos casos se debe hacer un seguimiento del paciente, ya que la apnea puede ser considerada como un factor que predispone la Muerte Súbita del bebe.
El reflujo es una alteración funcional, para llegar a un diagnóstico se puede efectuar un estudio radiológico, y es necesario que el bebe ingiera una sustancia de contraste a través de un biberón para lograr una correcta visualización.
También se puede hacer una pHmetria monitoreada de 24 horas, que consiste en la introducción de una sonda a través del esófago. Este estudio no sólo mide el grado de acidez o alcalinidad del reflujo, sino también la frecuencia, la duración y la intensidad de los episodios, determinando si el reflujo es o no patológico.
En aquellos niños que presentan apneas, generalmente se realiza al mismo tiempo que la phmetría una polisomnografía, que mide el ritmo respiratorio. La realización de los estudios (que se hacen durante el sueño) permite hacer una correlación entre la apnea y el reflujo.
¿Cómo pueden saber los padres que el bebe tiene reflujo?
* Produce mucha saliva, para neutralizar el ácido que está en el esófago.
* Cuando está durmiendo se despierta irritado sin causa aparente.
* Rechaza el alimento (asocia el acto de comer con la posterior sensación de reflujo que esto le provoca).
* Suelen tener bronco espasmo reflejo (ese ácido despierta un reflejo a nivel pulmonar que produce el cierre de los bronquios, provocando patologías respiratorias, así como amigdalitis, otitis, sinusitis).
* Frecuentes dolores abdominales.
* Mal aliento.
Es importante verificar cómo es el chupón del biberón que utiliza para darle la leche.
La posición es la única medida que permite proteger al lactante durante el sueño (en estas horas no come y no toma medicina). El bebé debe dormir boca arriba y en una posición semisentada, para lo cual es necesario elevar el colchón de la cuna en 30 ó 40 grados en la cabecera. También habrá que elevar levemente los pies, para evitar que el niño se desplace hacia abajo.
Es importante que después de haber comido permanezca erguido por un rato, para que el aire se acumule en la parte de arriba del estómago y que cuando se produzca el eructo salga solamente aire y no la leche ingerida.
Aproximadamente un 10% de los casos de reflujo evaluados en niños no responden a lo tratamientos médicos en la forma esperada. Si tienen una solución quirúrgica, actualmente se utiliza la técnica laparoscópica.