Los investigadores de la Facultad de Salud Pública de Harvard, en Boston, EUA , analizaron datos del Estudio de Salud de las Enfermeras, que incluyó a 61.973 mujeres, y el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud, que incluyó a 27.808 hombres con 26 y 20 años de seguimiento, respectivamente.
Las característica fueron similares en cada grupo, con una edad promedio de 46 años, para las mujeres y 53 para los hombres, y el promedio de índice de masa corporal (IMC) de 24 kg/m2 y 25 kg/m2 para las mujeres y hombres, respectivamente. En el grupo de hombres, hubo un total de 1.995 participantes que desarrollaron apoplejía, mientras que en el grupo de mujeres 906 participantes desarrollaron un accidente cerebrovascular.
Se reportó la información sobre el grupo sanguíneo ABO, y se ajustaron por edad, tabaquismo, IMC, consumo de alcohol, actividad física, origen étnico, antecedentes familiares de enfermedad cardiaca coronaria, una historia de hipertensión, colesterol alto, y diabetes tipo 2, el estado menopáusico y el uso de hormonas posmenopáusicas. Al menos, el 93% de los participantes en cada grupo sanguíneo (O, A, B, AB) eran de raza blanca. En ambos grupos el número de participantes fue mayor en el grupo O, seguido por A, B, y AB.
Los resultados mostraron que tanto hombres como mujeres en el grupo sanguíneo AB estaban significativamente muy asociados con un incremento del 26% en el riesgo de accidente cerebrovascular en desarrollo, en comparación con las personas con sangre tipo O. Las mujeres con tipo B tenían un 15% más de riesgo de accidente cerebrovascular, pero ese riesgo no apareció en el grupo masculino. El estudio estuvo limitado por la población, en su mayoría, blancos y fue suficiente para detectar las asociaciones con los subtipos de apoplejía (como hemorrágica).
El estudio fue presentado a la Asociación Americana del Corazón
El mayor riesgo para las mujeres puede deberse a la muestra de mayor tamaño en comparación con los hombres, o al azar, dijo el autor principal y presentador del estudio Qi Lu, MD, PhD.
La disminución del riesgo en los hombres fue también sorprendente, ya que, los hombres con sangre tipo B se asocian con un aumento de la enfermedad coronaria e infarto de miocardio.
La contribución relativa de los efectos fundadores y la selección natural a la distribución observada de los grupos sanguíneos humanos se ha debatido puesto que las frecuencias de los grupos sanguíneos diferían entre las poblaciones, hace casi un siglo.
Con el posterior descubrimiento de la complejidad de los grupos sanguíneos Rh, y el hallazgo de muchos de nuevos sistemas independientes de grupos sanguíneo, el ejemplo más sobresaliente de la asociación entre los grupos sanguíneos y una enfermedad, es la enfermedad hemolítica del recién nacido.