Los adolescentes con un buen estado físico y que realizan ejercicio cotidianamente controlan mejor su apetito, presentan un mejor patrón de consumo de energía y menos grasa corporal, concluyó una investigación.
Científicos de la Universidad de Granada en España sostuvieron que estas mejoras parecen relacionarse con los cambios metabólicos que genera la actividad física.
Este estudio puede ayudar a combatir la actual epidemia de obesidad, que también afecta a los niños y adolescentes de todo el mundo. Se calcula que el 70% de los jóvenes obesos crecerán para ser adultos que carguen con esta patología y los riesgos que implica para su salud.
En el caso de los adolescentes la obesidad aumenta a corto plazo el riesgo de sufrir problemas en la columna y los pies, trastornos respiratorios (como apnea del sueño), así como afecciones psicológicas y dificultad para relacionarse con sus pares. A largo plazo la obesidad puede producir múltiples complicaciones como problemas cardiovasculares y el desarrollo de diabetes tipo 2.
Los investigadores trabajaron con 3.800 chicos de 12 a 17 años para analizar el efecto de los hábitos nutricionales y estilo de vida, teniendo en cuenta factores como el estado físico, el ejercicio y el perfil hormonal.
Al analizar estos datos notaron que los jóvenes con buen estado físico que hacían algún deporte tenían niveles más altos de insulina y leptina. La insulina, una hormona producida por el páncreas, disminuye el nivel de glucosa en sangre y su disminución, o mala calidad, se relacionan con la diabetes tipo 2. La leptina es producida por las células grasas y se relaciona con el control del apetito y el gasto de energía.
A su vez, los resultados indicaron que los chicos deportivos y en forma suelen tener mucho menos grasa corporal que los jóvenes de su edad con hábitos menos sanos.
Los investigadores consideran que esta asociación positiva se relaciona con los cambios metabólicos que genera el ejercicio sobre la producción y liberación de insulina y leptina.