El consumo de alcohol en los adolescentes se ve influenciados por los hábitos de los padres y el tiempo que pasan con los amigos.
Ipsos MORI realizó un estudio a gran escala para detectar los patrones de consumo de alcohol en Inglaterra. Este estudio de Ipsos MORI para la Fundación Joseph Rowntree encontró que existen un incremento preocupante en la ingesta de alcohol entre los adolescentes. El estudio también reveló que la familia y los amigos tienen una fuerte influencia en los patrones de consumo de alcohol de los adolescentes y son más potentes que otros factores como el bienestar, las figuras públicas o los medios.
El estudio incluyó la observación de los hábitos de consumo de alcohol de 5,700 adolescentes en segundo de secundaria (entre 13 y 14 años de edad) y en primero de preparatoria (entre 15 y 16 años). El estudio encontró que 7 de cada 10 estudiantes de segundo de secundaria y nueve de cada diez en primero de preparatoria habían tomado alcohol, la mayoría mencionando que su primera borrachera había sido a los 13 años de edad. Uno de cada cinco estudiantes había tomado varias veces antes de los 14 años ya la mitad antes de los 16.
Los amigos de los adolescentes tienen un impacto significativo en su consumo de alcohol. La probabilidad de un adolescente de tomar en exceso llega a más de doble de riesgo si pasa más de dos veladas a la semana con amigos. Pasar todas las noches con amistades multiplica la probabilidad de tomar alcohol más de 4 veces.
Los padres tienen un impacto particularmente fuerte en el comportamiento de los hijos en relación con el alcohol. Los niveles de supervisión de los padres ejercen una fuerte influencia en los patrones de consumo: por ejemplo, las posibilidades de un adolescente de ingerir una bebida alcohólica son mucho mayores si sus padres no saben donde están un sábado por la noche o si les permiten ver películas para mayores de 18 años sin supervisión. Los padres que acostumbran tomar también ejercen un impacto. Las probabilidades de que un adolescente se emborrache varias veces es dos veces mayor si ha visto a sus padres borracho, aunque sea pocas veces, en comparación con los adolescentes que nunca vieron a sus padres borrachos. EL fácil acceso al alcohol también fue un factor importante en el consumo de alcohol y en el acto de emborracharse.
Sin embargo, los investigadores encontraron diversos resultados entorno a la edad ideal y el método de introducción de los adolescentes al alcohol. En términos generales, los que ingirieron alcohol muy jóvenes tuvieron mayores probabilidades de emborracharse en múltiples ocasiones.
Además está demostrado que la ingesta de alcohol a corta edad incremental el riesgo de adicción debido a la falta de maduración de la corteza prefrontal. La corteza prefronta es considerada como el “freno de mano” en el comportamiento, es decir, la parte del cerebro que nos indica cual es el comportamiento apropiado en cada circunstancia. De ahí que los neurólogos y neurofisiólogos recomienden cero alcohol antes de los 18 años de edad y de preferencia hasta los 22 en las mujeres y los 25 a los hombres, que es la edad, en cada género, cuando termina de madurar la corteza prefrontal.