El diagnóstico de endometriosis puede prolongarse, en ocasiones, entre cinco y diez años desde que se detectan los primeros síntomas, un período excesivamente largo durante el cual la enfermedad evoluciona y puede tener consecuencias muy perjudiciales en la calidad de vida de las mujeres que la padecen.
El diagnóstico tardío es el principal problema de esta patología tremendamente frecuente que afecta a entre el 10 y el 30 % de las mujeres.
Este trastorno consiste en la aparición y crecimiento de tejido endometrial fuera del útero, sobre todo en la cavidad pélvica, como en los ovarios, detrás del útero, en los ligamentos uterinos, en la vejiga urinaria o en el intestino. Con menos frecuencia puede aparecer fuera del abdomen, como en los pulmones o en otras partes del cuerpo.
Puede aparecer a lo largo de toda la vida reproductiva de la mujer, desde la menarquia (primera regla) hasta la menopausia, aunque algunas veces, puede durar hasta después de este período y, en general, surge durante la segunda década de la vida.
No obstante, la endometriosis altera, en mayor o menor medida, la calidad de vida de las mujeres que la padecen, afectando sus relaciones de pareja, familiares, laborales e incluso a la reproducción, de hecho, el 30 % de las afectadas puede sufrir de infertilidad.
Se calcula que del total de parejas infértiles, en cerca del 10 ó 15 % de los casos existe endometriosis, relacionada con esa incapacidad de tener hijos, gracias a las nuevas técnicas de reproducción asistida, en la actualidad casi el 90 % de las mujeres con este problema pueden ser madres.
Los síntomas son muy variados dependiendo de cada caso, aunque generalmente se asocian con dolores menstruales intensos, en la micción, en la defecación y durante las relaciones sexuales.
En ocasiones, el dolor es tan fuerte que incapacita a la mujer en su vida diaria, obligándole a permanecer en cama, una situación que disminuye la calidad de vida de las pacientes y perjudica sus relaciones familiares, sociales y laborales, hasta tal punto, que algunas acaban yendo al psiquiatra.
Entre los factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad están las niñas que tienen una regla muy precoz o las mujeres con un flujo excesivamente abundante.
Esta enfermedad tiene un componente genético importante, lo que no significa que se trasmita de madres a hijas, pero sí que las posibilidades aumentan en el caso de que alguna de la mujeres de la familia la sufra.
Las causas que desencadenan la endometriosis siguen siendo un enigma para los investigadores, a pesar de que fue descrita hace más de un siglo. Se desconoce lo que provoca que el tejido endiometrial, que se desprende durante la menstruación quede enquistado o adherido en otros órganos las mujeres afectadas.
Generalmente, el dolor que provoca la endometriosis se maneja bien con productos farmacológicos, como la píldora anticonceptiva o diferentes clases de analgésicos. No obstante, en ocasiones, es necesario recurrir a la cirugía cuando el dolor no disminuye con los medicamentos o cuando se forman quistes muy grandes de más de 5 centímetros en los ovarios, llamados endometiromas.
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