Tenemos esa maravillosa capacidad de almacenar grasa, y actualmente la mayoría de nosotros desearía no tenerla.
En tiempos de abundancia, los orangutanes de la isla de Borneo se dan atracones de frutas del bosque, lo que los hace aumentar de peso para prepararse para las épocas de escasez de alimentos, cuando sobreviven con hojas, corteza y su propia grasa.
Esta conducta de comer excesivamente es muy común en los seres humanos, pero muy poco frecuente entre los primates no humanos, y estudiarla brinda algunos indicios sobre la obesidad y los trastornos de alimentación en las personas, informaron investigadores de EUA.
Los orangutanes son modelos muy interesantes para estudiar la obesidad humana porque son realmente los únicos simios y posiblemente los únicos primates no humanos que almacenan depósitos grasos, Nunca se ha documentado en ninguna otra especie, comenta la Dra. Cheryl Knott, antropóloga de la Boston University y líder del estudio.
Los resultados del estudio aparece en la revista Biology Letters.
Lo sinvestigadores estudiaron muestras de orina de orangutanes de Borneo recolectadas laboriosamente durante un período de cinco años por el equipo de la Dra. Knott, los orangutanes que viven en este hábitat realmente desafiante pueden tomar ventaja de estos períodos de increíble abundancia de frutas, pues comen, comen y comen y engordan, luego, atraviesan períodos de muy poca producción de fruta que pueden durar hasta ocho años.
En el estudio, cuando los alimentos se vuelven más y más escasos, los orangutanes acuden a hojas secas y corteza para sobrevivir, el equipo observó cambios en la orina de los simios, los investigadores observaron cetonas, una señal de que el cuerpo estaba metabolizando grasa, eso indica que están quemando esa grasa para tener energía.
Después registraron isótopos de nitrógeno elevados, lo que manifiesta que las células musculares se estaban descomponiendo para obtener proteína y energía.
Deben obtener energía de algún lado, por lo que comienzan a digerir su tejido corporal, tal como se hallaría en situaciones en que los humanos empobrecen, y en la anorexia, donde podemos ver condiciones en las que las personas digieren sus propios músculos.
El estudio muestra cómo los orangutanes sacan ventaja de su capacidad de almacenar grasa para aumentar sus posibilidades de supervivencia, pero esta misma habilidad es un déficit para la mayoría de los humanos que no necesitan acopiar alimentos de esa forma.
En estudios futuros se planea observar las fluctuaciones de las hormonas grelina y leptina, asociadas con el hambre durante los períodos de escasez y abundancia de alimentos, además indagará los cambios químicos que indican inflamación celular conocidos como citoquinas, que se cree que juegan un papel importante en la obesidad.
Los orangutanes están en peligro de extinción. Hay sólo 50.000 individuos en Borneo y 7.300 en Sumatra, los dos únicos lugares del mundo en que aún se los puede ver viviendo fuera de cautiverio.