Los factores ambientales pueden desempeñar un papel más importante que los genes compartidos en el desarrollo del autismo, sugiere un estudio reciente realizado en la Universidad de Stanford en California EE UU, encabezado por el Dr. Joachim Hallmayer, profesor asociado de psiquiatría y ciencias conductuales.
En el estudio, investigadores de la Universidad de Stanford identificaron a 192 parejas de gemelos de un registro estatal de California de niños que reciben servicios por discapacidades del desarrollo. Al menos uno de los gemelos fue diagnosticado con un trastorno del espectro autista, que los investigadores confirmaron mediante exámenes y pruebas con cada niño.
El estudio incluyó a 54 parejas de gemelos idénticos (lo que quiere decir que comparten todos los genes) y 138 pares de gemelos fraternales (que comparten la mitad de los genes).
En alrededor del 42.5 % de los pares de sexo masculino y 43 % de los de sexo femenino de gemelos idénticos ambos gemelos sufrían de autismo. En cerca del 12.9 % de los pares fraternos de sexo masculino y 20 % de los de sexo femenino de gemelos fraternales ambos gemelos sufrían de autismo, apuntaron los investigadores.
No es sorprendente que en los gemelos idénticos ambos tuvieran más probabilidades de tener autismo, dado que compartían todos los genes, explicó el autor líder del estudio, el Dr. Joachim Hallmayer. La investigación ha sugerido que la genética tiene que ver con el desarrollo del autismo.
Sin embargo, si un trastorno se debiera totalmente a la genética, ambos hermanos en cada pareja de gemelos idénticos lo sufrirían, lo que no sucede en el autismo. Eso significa que el ambiente, ya sea en el útero o a inicios de la vida, tiene un papel importante, explican los investigadores
Esto significa que los genes dan cuenta del 37 % del riesgo de autismo «clásico» o grave, y 38 % del riesgo de trastornos del espectro autista más leves. Según los mismos cálculos, los factores ambientales podrían explicar el 55 % del riesgo de autismo y 58 % del riesgo de un trastorno del espectro autista.
La influencia ambiental es mayor de lo que pensaba, comenta el Dr. dijo Hallmayer, esto no quiere decir que los genes no tengan nada que ver, pero tal vez no tanto como se pensaba.
El estudio aparece en la edición de la revista Archives of General Psychiatry.
La investigación es interesante, y un buen recordatorio de que es importante que los investigadores busquen desencadenantes ambientales del autismo, comenta el Dr. Gary Goldstein, presidente y director ejecutivo del Instituto Kennedy Krieger en Baltimore.
Las estadísticas tienen un amplio «intervalo de confianza», o rango de incertidumbre. Para la influencia genética en el autismo el intervalo de confianza fue de entre 9 y 81 %, o sea que hay una probabilidad de que la cifra real caiga en cualquier punto de ese rango.
No sabemos exactamente cuáles son esos factores ambientales, y cómo interactúan con los genes, este estudio respalda aún más que debemos observar tanto los genes como el ambiente. Las influencias ambientales son todo lo que no esté en el código genético, una variedad de factores posibles, entre ellos una edad materna o paterna avanzada, la tecnología de reproducción asistida y la inseminación artificial, las infecciones de la madre en el embarazo, los partos múltiples, la prematuridad, el bajo peso al nacer y las complicaciones del parto podrían estar entre los factores ambientales.