Veamos desde el punto de vista de la salud cuales son los efectos psicológicos de una víctima de secuestro.
En los casos de secuestro, la angustia, la ansiedad y la impotencia generada por la posibilidad de perder la vida, lleva a una adaptación en el sentido existencial, ya que las personas dejan de desarrollarse de acuerdo con su proyecto de vida y se sacrifican para poder sobrevivir físicamente.
Efecto inmediato
El riesgo real de morir en un secuestro es la primera y principal preocupación de la víctima. Es un temor que lo acompañará siempre, independientemente del trato que le den los secuestradores, y que seguirá presente aún después de haber sido liberado. Este temor lo hace dócil y manejable. Durante la operación de secuestro los procesos de pensamiento tienden a paralizarse.
El análisis de lo que sucede en el entorno, el orden de sus ideas y las respuestas posibles se sustituyen por impulsos gobernados por el miedo y el terror. Si la persona que es plagiada tiene algún adiestramiento previo para enfrentar situaciones de alto riesgo, puede conservar alguna capacidad de seguir pensando a pesar del miedo, ordenar ideas y actuar en consecuencia. En caso contrario aparecen respuestas automáticas y caóticas que poco o nada tienen que ver con lo que está sucediendo, arriesgando su vida. La parálisis y el estupor, son quizás las respuestas más frecuentes en un secuestro, convirtiendo a la persona en alguien dócil y fácilmente manejable por los plagiarios.
Consumada la operación de secuestro, la víctima entra a vivir hechos inesperados, en espacios físicos absolutamente desconocidos. Desvinculado de su espacio natural contra su voluntad, solo dispone de recursos psicológicos internos, de las vivencias, experiencias y conocimientos acumulados a través de su vida. La necesidad de manejar la ansiedad y el miedo provocado por el impacto de la operación de secuestro y por las condiciones generales del cautiverio, es el punto más crítico para el plagiado a lo largo de todo el proceso de un secuestro. Ansiedad y miedo cuya intensidad varía entre momentos de confusión severa, llantos, prolongados, desesperanza, alteraciones graves del sueño son los efectos a corto, mediano y largo plazo.
Efectos a mediano y largo plazo
La presencia del insomnio es quizás el síntoma más evidente de que el plagiado tiene ansiedad y miedo. Se presenta en todas las víctimas de secuestro, independientemente del trato a que esté sometida la víctima, del tiempo que dure el cautiverio o del lugar donde esté retenida. En algunos casos se presentan alteraciones graves, pues además de la imposibilidad de dormir, los secuestrados sufren, durante todo el tiempo, pesadillas recurrentes en las que son asesinados, maltratados y son objeto de abuso y burla por parte de sus captores.
Otros efectos psicológicos de una víctima de secuestro incluyen la presencia de ansiedad y miedo. Sentimientos que hay que entender como el mecanismo que el secuestrado tiene para adaptarse y transformar la situación de cautiverio. Su presencia es el motor que lo impulsa a sobrevivir, adaptarse a las dificultades propias del encierro, tales como la limitación en el desplazamiento, elaborar maniobras que le permitan modificar la situación a la que está sometido o a escaparse, organizar el proceso de pensamiento, analizar la realidad que vive y no presentar comportamientos erráticos que vayan en contra de su misma supervivencia. Pero no desaparecen y ello hace que el secuestrado se preocupe por su situación, no se vuelva pasivo y se paralice al punto de no importarle el trato y condiciones físicas a que está sometido.
Elementos físicos
Las condiciones físicas del secuestro, entendiendo por ellas la alimentación, el lugar de cautiverio, bien sea a la intemperie o en un lugar muy estrecho, el lugar donde se hacen las necesidades fisiológicas, las condiciones en que se duerme, etc, son otros factores que determinan la aparición de síntomas de ansiedad y miedo en la víctima. Por lo general, en los plagios en los cuales los secuestrados están sometidos a condiciones físicas insoportables, el trato que les dan los plagiarios suele ser del mismo orden.
A veces el trato se caracteriza por simulacros de asesinato, el tener que vivir amarrados durante meses a la pata de una cama, tolerar en repetidas ocasiones la inminencia de un ataque o los insultos y las amenazas constantes de muerte, o mutilación, a condiciones degradantes, como una deficiente alimentación y el encierro, lo que produce un deterioro marcado y evidente en la salud física de la víctima.
La manera como los plagiarios se relacionan con el secuestrado esta determinada por la necesidad de controlarlo y mantenerlo impotente; esto hace que la víctima sienta más ansiedad y miedo a la muerte. Con los insultos y el lenguaje rudo, los secuestradores buscan mantener un control más efectivo, asegurándose del manejo de la situación.
Las reacciones intempestivas, retadoras y violentas, son más frecuentes en los jóvenes secuestrados, algunas veces con el riesgo de perder su propia vida, sienten el ultraje que representa el secuestro con mayor profundidad y vehemencia y, siendo jóvenes fuertes, tienden a reaccionar con mayor energía. Así también, el llanto frecuente e intenso es más común.
Maltrato físico
El maltrato físico intencional se presenta bien sea porque el secuestrado no se somete a los plagiarios y manifiesta algún tipo de resistencia, porque los plagiarios necesitan ejercer un control más estricto sobre la víctima, porque las autoridades están próximas al lugar del cautiverio o porque los familiares no ceden con facilidad a las peticiones de los plagiarios. En este último caso, el secuestrado se convierte en chivo expiatorio de las frustraciones y dificultades de los victimarios. Es una respuesta más emocional que lógica, pues el secuestrado es el que menos tiene que ver con la manera como la familia analiza la situación y lleva a cabo las negociaciones. Puede decirse que cuando esto ocurre, los secuestradores controlan su frustración y su propio miedo, amedrentando e intimidando al secuestrado.
El maltrato psicológico se expresa especialmente por medio de las reiteradas amenazas de muerte, de mutilación, de golpes e insultos, el amedrentamiento, la manipulación de los estados emocionales del plagiado y la vigilancia permanente, aun para llevar a cabo las necesidades fisiológicas.
En algunos casos, como parte de los efectos psicológicos de una víctima de secuestro, las víctimas desarrollan el llamado síndrome de Estocolmo, que implica el desarrollo de un sentimiento positivo hacia sus secuestradores, incluso en ocasiones cariño franco o atracción sexual. Esto se debe a la necesidad del humano de recibir muestras de cariño por parte de sus semejantes, sobretodo si consideran que el trato que reciben puede ser más humanitario. En estas condiciones apelan al lado humano de los secuestradores e intentan desarrollar con ellos un vínculo afectivo.