Más de mil millones de personas viven en todo el mundo con alguna forma de discapacidad; de ellas, casi 200 millones experimentan dificultades considerables en su funcionamiento.
En los años futuros, la discapacidad será un motivo de preocupación aún mayor, pues su prevalencia está aumentando. Ello se debe a que la población está envejeciendo y el riesgo de discapacidad es superior entre los adultos mayores, y también al aumento mundial de enfermedades crónicas tales como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y los trastornos de la salud mental.
En todo el mundo, las personas con discapacidad tienen peores resultados sanitarios, peores resultados académicos, una menor participación económica y unas tasas de pobreza más altas que las personas sin discapacidad. En parte, ello es consecuencia de los obstáculos que entorpecen el acceso de las personas con discapacidad a servicios que muchos de nosotros consideramos obvios, en particular la salud, la educación, el empleo, el transporte, o la información. Esas dificultades se exacerban en las comunidades menos favorecidas.
La visión que nos debe impulsar es la de un mundo inclusivo en el que todos podamos vivir una vida de salud, comodidad y dignidad. Por eso la discapacidad es un tema que nos debe ocupar a todos y en el cual todos debemos contribuir para brindar una mejor calidad de vida a quien lo necesita.
En este sentido la OMS y el Banco Mundial crearon un escrito que vale la pena leer: el Informe mundial sobre la discapacidad.
Fuente: OMS