Es fácil percibir el beneficio de realizar actividad física, en el momento en que llegamos a las 220 pulsaciones por minuto (cantidad a la que hay que restar nuestra edad), la circulación mejora, aprovechamos mejor los nutrientes y nuestro estado de ánimo se modifica de manera positiva.
Los sentidos se agudizan, las emociones se abren y distinguimos la diferencia entre sedentarismo y movernos con cierta intensidad y exigencia. Al practicarlo, nuestra vida cambia y mejoran la salud, la condición y el estado de ánimo, comenta Demetrio Valdez Alfaro, director de Actividades Recreativas de la UNAM, en el marco del Día Mundial de la Actividad Física, conmemorado cada 6 de abril a propuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por los problemas de obesidad y sobrepeso que afectan a la sociedad mexicana, debemos informarnos de las instalaciones más cercanas a nuestra casa, escuela o lugar de trabajo, para ejercitarnos. Requiere voluntad, que, como un músculo, se fortalece o atrofia. Si no la tenemos, podemos buscar un compañero para animarnos mutuamente a la práctica; integrarse a un grupo es recomendable para aumentar las posibilidades de éxito.
Podemos empezar con actividades sencillas como caminar, trotar o correr, realizar ejercicios de gimnasia básica, practicar zumba o baile, sin exigir de más al cuerpo. El siguiente paso es mejorar la condición física con base en el esfuerzo.
Las personas que no realizan ejercicio físico de manera regular, serán susceptibles de padecer reumatismo, disminución de capacidad pulmonar, problemas para subir escaleras, dolor de cuello y espalda, y dificultades para cargar objetos. Es necesario tomar la decisión de realizar actividad física, con visión a largo plazo.
El deporte es un medio pedagógico del que se extraen valores como la ética y el trabajo en equipo, las personas que ven cada fin de semana un partido o más de futbol sólo son aficionadas al espectáculo deportivo. Son participantes emocionales.
Pueden argumentar que les gusta el deporte, pero son sedentarios, con problemas de salud y malos hábitos alimenticios, pues mientras observan los juegos de su equipo favorito, comen grasas, ingieren alcohol y fuman.
Al conocer reglas de una disciplina física, pertenecer a un equipo y practicarla en su tiempo libre, desarrolla deporte recreativo; si acude con regularidad a entrenarse y cuenta con apoyo de nutriólogo, psicólogo y masajista, realiza deporte en el más estricto sentido del término.
Si busca mejorar sus marcas y éstas son registradas por una asociación y reconocidas en una federación, es un deportista de alto rendimiento; quienes lo realizan en este nivel y se contratan con un club deportivo y cobran por jugar, son atletas o deportistas profesionales; los que participan en justas masivas, transmitidas por los medios de comunicación, son parte del deporte-espectáculo.