Entre los muchos roles que todas las mujeres realizan a diario en su papel de esposas, compañeras, hijas y sobre todo de madres, uno es fundamental para su buen desarrollo integral: la salud.
La salud en todos sus ámbitos; físico, mental y social se puede obtener en cualquier situación, a pesar de todas las adversidades diarias y para ello, la educación y la implementación de hábitos adecuados son las mejores estrategias para lograrlo y las mujeres son las principales protagonistas.
Para una madre, nada hay tan importante como la salud de sus hijos, ya que paralelamente a la satisfacción y tranquilidad de verlos crecer y desarrollarse bien, permite a la mujer desempeñar con mejores posibilidades sus metas en todos sentidos.
Una enfermedad tiene consecuencias en todos las áreas de la vida, emocional, física, económica, laboral y social. El desgaste para una madre es enorme cuando algún hijo, sus padres o su compañero o esposo se enferman.
Quizá estas situaciones sean más llevaderas, ya que la mujer tiene un don del que saca una enorme fortaleza para poder cubrir todos sus roles. Pero ¿qué sucede en un hogar, cuándo la mujer, la madre es la que se enferma?
Las mujeres aunque muchas veces no se quejen por ello o no se les note ya que siguen realizando todas sus actividades cotidianas tanto en el hogar como en los centros laborales, se enferman y hay muchas enfermedades que son propias de este grupo de población, que también tiene otra característica, el no atender sus problemas de salud como debiera y entre los motivos detectados para ello están:
– Darle prioridad a las labores del hogar ya que suele suceder que si ella no las realiza, nadie las hace. Llevar y recoger a los hijos de la escuela, preparar comida, asear la casa, lavar y planchar la ropa, etc.
– Evitar faltas al trabajo, ya que en muchos lugares las condiciones laborales no les permiten quedarse en casa, con la amenaza latente de perder el trabajo y vivir situaciones de hostilidad y de discriminación.
– Ocupar los recursos familiares en todo menos en ellas, dejando así los estudios y análisis que anualmente deberían realizarse fuera de la lista de prioridades.
– No poder decidir en relación a su salud sexual y reproductiva.
– Ser víctima de violencia intrafamiliar y laboral, que «impide» el ejercicio de sus derechos.
– Evitar quejarse, ya que a muchos compañeros y esposos, no les agrada escuchar y menos atender problemas de salud de las mujeres.
Aunque muchos programas promueven la salud de las mujeres y tratan de concientizar sobre la importancia de diagnosticar y atender a tiempo problemas de salud que son en muchos casos mortales, como el cáncer de mama o cervicouterino que cobra miles de vidas cada año, la respuesta sigue siendo muy baja.
Las principales causas de muerte de mujeres en México, según la Secretaría de Salud son:
– Diabetes Mellitus.
– Enfermedades del corazón.
– Enfermedades cerebrovasculares.
– Enfermedades pulmonares.
– Complicaciones perinatales.
– Hipertensión arterial.
– Cirrosis hepática.
– Desnutrición.
– Cáncer de útero, mama, hígado, estómago y pulmón.
– Accidentes.
– Anemia.
La gran mayoría de estas enfermedades se pueden prevenir o por lo mejos diagnosticar oportunamente, cuando aún son curables, si cada año se realiza una visita al médico para que mediante una revisión general se puedan detectar, atender, controlar o curar a tiempo, evitando así, no solamente la muerte prematura de mujeres productivas, sino todos los problemas adicionales que conlleva el que las mujeres tengan que abandonar sus funciones familiares, laborales y sociales con todas las implicaciones que esto conlleva.
Pero sobre todo, porque la mujer tiene derecho a la salud, a vivir con tranquilidad, sin violencia, con atención digna y con el pleno ejercicio de sus derechos humanos.
Así que en este día y en todos los que te quedan por desempeñar tu importante misión, como madre, compañera, profesional, pero sobre todo como ser humano, te invitamos a que hagas un alto en el camino y acudas con tu médico, para que te ayude a potenciar, proteger y mejorar tu salud.