A pesar de la gravedad de la emergencia nuclear en Japón, varios especialistas aseguran que sólo bajo condiciones muy específicas, que hasta ahora no se han presentado, la radiación que escapa de los reactores nucleares en Fukushima podría afectar a México y otros países.
La Agencia Nacional de Seguridad Nuclear de Japón ubicó en el nivel cuatro el accidente en los reactores japoneses de una escala de siete niveles. Para las autoridades japonesas la emergencia implica únicamente un riesgo local por la liberación menor de material radiactivo que requeriría sólo medidas de control de alimentos.
Organismos mundiales como la Agencia Internacional de Energía Atómica han asegurado que la situación en los reactores es seria y alertaron que podría empeorar en tanto no se logre enfriar el núcleo de los tres reactores más dañados.
La Agencia Internacional de Energía Atómica publica que las partículas radiactivas detectadas en ciudades como Tokio, a más de 200 kilómetros de distancia, no suponen un riesgo para la salud.
Para el Dr. Julio Herrera, especialista en Ciencias Nucleares de la UNAM, la situación en Japón no es comparable a la magnitud del desastre nuclear de Chernobyl en 1986. En esa ocasión la explosión dejó al descubierto el núcleo del reactor y permitió la propagación de partículas radiactivas en el medio ambiente.
Las condiciones climáticas permitieron que estos elementos se extendieran por gran parte de Europa. Sin embargo, a pesar de este último escenario, el Dr. Herrera asegura que, a 24 años del desastre en Chernobyl, sólo el área más cercana al reactor sufre aún los efectos de la radiación.
El coordinador de Irradiación y Seguridad Radiológica del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, Epifanio Cruz Zaragoza, refirió que en caso de quedar expuestas al medio ambiente, las partículas contaminantes podrían ser transportadas a través de las masas de aire, aguas marítimas o productos comestibles.
El especialista aseguró que por el momento las explosiones en los reactores sólo han liberado hidrógeno y yodo, con lo que la salud de las personas no corre riesgo si son evacuados en un radio de 20 kilómetros, como lo ha establecido el gobierno japonés.
Por el momento, la cantidad de radiación detectada en zonas alejadas de Fukushima como Tokio es de un microsievert (la milésima parte de un milisievert), medida que se encuentra lejos del nivel máximo.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que ningún ser humano esté expuesto a más de 100 milisieverts al año, de lo contrario se presentarían cuadros de pérdida de cabello, diarrea, vómitos, náuseas y quemaduras cutáneas. La Dra. Paulina Bezaury Rivas, Jefa de Unidad del PET/CT/Ciclotrón, de la Facultad de Medicina de la UNAM, indica que la mejor medida ante la exposición a niveles mínimos de radiación es el consumo de pastillas de yodo para proteger la tiroides.