La relación entre la utilización de herbicidas y los daños a la salud y al ambiente muestra mayores índices de cáncer, malformaciones en recién nacidos, abortos espontáneos, alergias y demás patologías graves, así como daño al medio ambiente.
En los países industrializados los herbicidas se aplican sobre el 85-100% de los cultivos principales.
El glifosato es un herbicida de amplio espectro, no selectivo y de acción sistémica, altamente efectivo para matar cualquier tipo de planta, que es absorbido principalmente por las partes verdes de los tejidos vegetales y después pasa y contamina a la salvia, provocando la necrosis de dichos tejidos y la muerte la planta, fue desarrollado para la eliminación de hierbas y de arbustos, en especial los perennes, y comenzó a comercializarse a mediados de la década de los años 70.
Los efectos en humanos, incluyen irritaciones dérmicas y oculares, náuseas y mareos, edemas pulmonares, descensos de la presión sanguínea, reacciones alérgicas, dolores abdominales, pérdidas masivas de líquido gastrointestinal, vómitos, pérdida de conciencia, destrucción de glóbulos rojos, electrocardiogramas anormales y daños o fallas renales.
Su utilización, no obstante tantos efectos secundarios sobre la salud humana y el ambiente, se ha relacionado con la producción agrícola de cultivos transgénicos.
La llamada “Revolución verde” introdujo variedades de cultivos de alto rendimiento desde la década de los años 50, gracias a la citogenética, y se basó en la producción a gran escala, el monocultivo, el uso intensivo de fertilizantes químicos sintéticos y agrotóxicos, el alto grado de mecanización y la dependencia del mercado.
Los cultivos transgénicos pasaron a más de 67,7 millones de hectáreas, reemplazaron a sustancias químicas de amplio uso, especialmente insecticidas (Bacillus thuringiensis).
Los herbicidas, por su naturaleza sintética, su alto grado de concentración, su forma de aplicación e interacciones con el medio, pueden provocar contaminación, destrucción de habitats y efectos sobre la biodiversidad, además de los graves impactos en la salud humana.
De los herbicidas disponibles en el mercado, el glifosato, el 2,4 D y la atrazina son los más comercializados.
La Organización Mundial de la Salud señaló que el glifosato es extremadamente tóxico (categoría I). El equipo norteamericano independiente Northwest Coalition for Alternatives to Pesticides (NCAP) revisó la toxicología del glifosato e identificó efectos adversos: subcrónicos, crónicos, carcinogenéticos, mutagénicos y reproductivos.