Comprobado científicamente: usar cubre-bocas es una medida efectiva para prevenir el contagio de la gripe, no es una exageración.
En una investigación, el equipo dirigido por la Dra. Raina McIntyre, de la University of South Wales, en Sidney, Australia, acaba de encontrar que los adultos que usan constantemente un cubre-bocas después de que un niño se contagia, son 4 veces, menos propensos a contraer enfermedades respiratorias en comparación con las personas que en las mismas condiciones no utilizaron cubre-bocas.
El 21 % de los adultos que usó cubre-bocas en este estudio, dijo que lo había hecho «a menudo o siempre» durante el período recomendado de protección.
Usar un cubrebocas, resulta sencillo y económico, además es muy práctico para las familias. No es necesario consultar al médico ni tener una receta; las familias pueden comprarlas en una farmacia, para algunos puede ser incómodo, pero es cuestión de comparar la incomodidad de corto plazo con el riesgo de enfermar, gastar en consulta, medicamentos y no poder ir a trabajar.
Los investigadores estudiaron la efectividad del cubre-bocas en la prevención del contagio de la gripe en 145 hombres y mujeres mayores de 16 años. Todos convivían con un niño menor de 15 años que había sido atendido por un médico por fiebre, tos y dolor de garganta, los adultos usaron un cubre-bocas estándar. Las pruebas de laboratorio confirmaron la existencia de virus respiratorios en 2 de cada 3 niños.
En el grupo que usó el cubre-bocas como se les había indicado, el riesgo de enfermar fue un 74 % más bajo que quienes no emplearon el aditamento.
Pero hacer que las personas lo usen es un desafío, el motivo más frecuente por el que los participantes no usan el cubre-bocas es la incomodidad; algunos dicen que sus hijos no querían que ellos lo usaran, mientras otros aseguran que se olvidaron de hacerlo.
El hecho de que el cubre-bocas disminuyó la diseminación de la influenza y otras enfermedades respiratorias tuvo consecuencias en especial en el caso de un brote de enfermedades respiratorias graves.
Los fármacos y las vacunas no son necesariamente una panacea para los brotes de enfermedades infecciosas. Por lo tanto, necesitamos estudiar medidas simples, como el uso del cubre-bocas, el lavado de manos, que pueden proporcionarle protección efectiva a la población.
FUENTE: Emerging Infectious Diseases,