En muchos países el uso abusivo de fármacos sobre todo tranquilizantes y estimulantes, considerados como muy adictivos está creciendo, un paciente adicto a los tranquilizantes, que empieza con una pastilla al día puede llegar, 3 años después a tomarse 80 pastillas diarias
Según la DEA (Administración de Cumplimiento de Leyes sobre las Drogas), en Estados Unidos, son más (las personas que consumen fármacos) que las que usan cocaína, heroína, alucinógenos, éxtasis y opioide, todos sumados. Se estima que en EE.UU. hay alrededor de 7 millones de adictos a los medicamentos. En Colombia, los estimulantes y los tranquilizantes se han convertido en las drogas más consumidas después de la marihuana y cocaína, sobre todo entre los jóvenes.
Esas cifras, según expertos, están muy por debajo de la realidad. Casi todos los medicamentos no son dañinos si se administran bajo un estricto control médico, es decir, si el doctor receta las dosis necesarias para que incluso los efectos secundarios sean mínimos.
En muchas ocasiones, las personas tienden a automedicarse sin ningún tipo de control, lo que se torna en un problema que está creciendo, comenta el Dr. Hugo Gallego, experto en toxicología.
Les quita (a los delincuentes) el miedo cuando se van a enfrentar a situaciones arriesgadas o tienen que matar a alguien y también les provoca una especie de laguna o amnesia que hace que no recuerden haber quitado una vida. Hay un problema de automedicación y por otro hay un mercado ilegal de acceso, sobre todo a los tranquilizantes conocidos como benzodiacepinas, que han demostrado tener graves efectos de adicción
Y las adicciones a los fármacos son tan peligrosas y temibles como las que se experimentan con drogas duras.
Uno de las características que agudiza el riesgo que representa la benzodiacepina es además que se desarrolla tolerancia, de manera que el cuerpo cada vez necesita de dosis más elevadas.
Los tranquilizantes también son una droga que aparece relacionada con casos de delincuencia. Según el experto en toxicología colombiano, algunos sicarios la utilizan porque disminuye el temor a la hora de cometer un delito. También son usadas para poner en estado de indefensión a víctimas de algunos delitos como robos y violaciones.
El problema de la automedicación y el consumo de fármacos son tan graves, que se pueden convertir en un problema de salud pública.