Las personas, sobre todo las mujeres, que leen las etiquetas de los alimentos en el supermercado son más delgadas que las personas que no lo hacen, halla un estudio reciente encabezado por la Dra. María Loureiro de la Universidad de Santiago de Compostela en España. Las mujeres que revisan las etiquetas nutricionales pesan casi cuatro kilos (nueve libras) menos que las que no.
El equipo internacional de científicos analizó a más de 25,000 observaciones sobre la salud, la alimentación y los hábitos de compra de la Encuesta nacional de entrevista de salud de EUA.
Entre los datos recolectados se hallan respuestas sobre la lectura de la información nutricional en los supermercados, si las personas lo hacen, y con qué frecuencia.
Primero, analizaron quiénes leían la etiqueta nutricional al comprar comida, y luego pasaron a la relación con su peso, explica la Dra. Loureiro, las etiquetas nutricionales informan a los consumidores cuántas calorías contiene una porción de la comida, además de los niveles de sodio, grasas, azúcares, proteína, fibra dietaria y vitaminas y minerales claves.
El estudio halló grandes diferencias entre las personas que leían las etiquetas alimentarias y las que no. Anotaron que los fumadores prestaban poca atención a la información nutricional de la comida.
Su estilo de vida conlleva unos hábitos menos saludables, y como consecuencia, quizás no estén tan preocupados sobre el contenido nutricional de la comida que comen, según los resultados.
Las personas que viven en ciudades tienen el mayor cuidado al leer las etiquetas alimentarias. Las personas con un nivel educativo de secundaria y universitario también prestan más atención a las etiquetas nutricionales. El 58% de los hombres invierten tiempo en leer las etiquetas, frente a 74% de las mujeres.
En general, el impacto asociado es mayor entre las mujeres que entre los hombres. En promedio, las mujeres que leen la información nutricional tienen un índice de masa corporal 1.48 puntos más bajo, mientras que esa diferencia fue de apenas 0.12 puntos entre los hombres, señala la Dra. Loureiro.
Se deben diseñar campañas y políticas públicas para fomentar el uso de las etiquetas nutricionales en los menús de los restaurantes y otros establecimientos públicos para beneficio de las personas que comen fuera usualmente.
El estudio aparece en la revista Agricultural Economics.
Fuente: University of Santiago de Compostela