Hay estudios que demuestran que las fumadoras compulsivas son cinco veces más propensas a tener arrugas faciales que aquellas que no fuman. Sobre todo, se pueden observar marcas en el labio superior como consecuencia del gesto repetitivo que se hace al fumar, pero además la nicotina contrae las arterias y disminuye el flujo sanguíneo a los pequeños vasos de la piel.
Sin embargo, el tabaco no es el único enemigo de la piel: el sol cumple un rol determinante si no se toman los cuidados necesarios. El fotoenvejecimiento es el deterioro prematuro de la piel por la exposición exagerada a la luz solar y sin la debida protección. El 90% de las posibles causas de daños en la piel están relacionadas con el sol.
El protector solar debe ser utilizado en pacientes con predisposición a las manchas cada 2 horas, y en el resto todas las mañanas durante todo el año. Sólo varia el factor de protección, que en verano va de FPS 30 a 50, según el tipo de piel, y en invierno FPS de 15 a 35. Es muy importante recordar que la piel tiene memoria y los daños provocados se acumulan con los años y no se borran con un simple invierno de descanso.
Otro de los factores pro arrugas es la pérdida repentina de peso, ya que el volumen de la grasa que moldeaba el rostro también disminuye antes que el resto de la piel pueda reaccionar. Entonces la persona luce demacrada y en ocasiones se observa el estiramiento de la piel.
Por último, están las causas naturales, como el envejecimiento. En esta etapa la dermis comienza a adelgazarse y las células que se encuentran por debajo de ésta se atrofian. Además, la capacidad de recuperación de la piel va disminuyendo.
Los alimentos que contribuyen a preservar la juventud por más tiempo son los que contienen antioxidantes. Estos son moléculas que tienen principalmente vitaminas y oligoelementos que actúan eliminando el exceso de radicales libres, los alimentos antioxidantes son:
Alimentos con Vitamina C: cítricos, kiwi, tomate, frutos del bosque (frutas rojas), brócoli, perejil, hinojo, coliflor, berro, cebolla, espinaca, uvas, melón, pepino. La Vitamina C protege al organismo de sustancias tóxicas como nitritos, insecticidas y radiaciones.
Vitamina E: Evita el deterioro de las arterias. Alimentos con Vitamina E: semillas en general, aceites de soya, maíz y girasol, germen de trigo, vegetales verdes, frutas secas y cereales.
Betacarotenos: son los alimentos de color naranja o amarillo intenso, como zanahoria, calabaza, cereza, melón, tomate, toronja rosada. El antioxidante que contienen es el licopeno, que es lo que les da color.
Vitamina B: se encuentra en alimentos de origen vegetal, como en cereales, legumbres, la levadura de cerveza, fruta fresca y frutos secos. Y en alimentos de origen animal: carnes, pescados, mariscos, huevos y lácteos.
Vitamina A: Se encuentra en los mismos alimentos que contienen betacarotenos y en vegetales de hojas verdes.
Selenio: este antioxidante contribuye a prevenir la aparición de tumores. Se encuentra en carnes, mariscos, cereales, huevos, frutas y verduras.
También es aconsejable tomar mucha agua para que la piel se mantenga hidratada, y para aquellas personas que tienen más de 25 años, usar cremas, en especial por la noche.