Los humanos somos seres bio-psico-sociales, por lo que en nuestro sentir y nuestro comportamiento se ven influenciados tanto por impulsos internos como por las circunstancias que nos rodean. Sin embargo, nuestro cerebro nos permite regular la manera en la que recibimos determinada información; algo así como ver el “vaso medio lleno” o “medio vacío”. De hecho, una misma persona puede a travesar por una situación idéntica en dos ocasiones y reaccionar de forma completamente diferente… Eso se explica por el estado emocional en el cual nos encontramos cuando enfrentamos determinada situación.
¿Porqué hay personas que tienen una “actitud positiva” ante la vida y otras que son consideradas “pesimistas”?. En realidad eso es una elección personal: la autocompasión, el nunca estar satisfecho con lo que se tiene y sentirse miserable depende de enteramente de nosotros mismos. Cuando vemos personas que han sufrido accidentes que las dejas mutiladas, salen adelante y agradecen la oportunidad de seguir viviendo a pesar de sus carencias, nos damos cuenta que la felicidad y el optimismo no nos lo da lo que tenemos, como nos sentimos o quien nos rodea, sino es una decisión individual de cómo se toman las circunstancias de la vida por las que vamos atravesando.
No se trata de mirar alrededor y pensar que hay personas que son menos afortunadas que uno… De hecho podríamos caer en un gran error al hacerlo porque el hecho de que nosotros cataloguemos a una persona como “desafortunada” no significa que ella se considere como tal.
Pero ¿cómo podemos lograr ver la vida con optimismo, disfrutar de cada momento y no caer en la autocompasión y la desesperanza?
1.- Enumera lo bueno que tienes
Primero debemos analizar nuestra situación a conciencia: Como decían las abuelas debemos contar nuestras bendiciones: hacer una lista de todo lo que nos rodea y de lo que no quisieramos prescindir:
.- Personas que apreciamos (padres, hijos, hermanos, amigos y compañeros)
.- Salud
.- Trabajo
.- Alimento
.- Actividades que disfrutamos
Si alguno de estos elementos falta, no debemos enfocarnos en lo que no tenemos, sino resaltar lo que si tenemos.
2.- No veas el jardín de al lado más verde o más seco que el tuyo
Todos atravesamos por dificultades en la vida y para cada uno su dificultad es la más importante y no hay razón para compararla con las dificultades de los demás, pero de esa misma manera debemos enfrentarla considerando todo lo que podemos hacer para solucionarla y enfocarnos a ello. Juntar toda nuestra energía y dirigirla a la solución de nuestro conflicto sin que ello requiera incluir a otra persona.
3.- Hazte responsable de lo que te sucede
Es importante destacar que muchos tenemos la tendencia a culpar a los demás de nuestras desgracias y eso es una actitud inmadura. Todos somos responsables de nuestra felicidad y nadie más que nosotros mismos podemos trabajar para encontrar el camino hacia el bienestar emocional.
4.- Aprende a distinguir entre lo que puedes solucionar y lo que no depende de ti
Cuando ocurra una situación que no deseamos y que nos enoja, nos entristece o simplemente nos “mueve el tapete” debemos intentar solucionarla y si no hay solución, debemos poner en marcha nuestra capacidad para mirar hacia otro lado y encontrar otros satisfactores.
Un ejemplo común es una persona que se siente sola y es posible que realmente si esté sola, porque no tiene familia, amigos o personas con quien conversar. Tiene dos opciones: lamentarse de su soledad y sumirse en la tristeza acabando, si es que tiene tendencia depresiva incluso con su vida, o bien, procurar realizar alguna actividad productiva dentro de su soledad, si es que no está de humor para encontrar compañía.
5.- Respeta la voluntad de los demás
Otro elemento clave para ver la vida con optimismo es aprender a aceptar la voluntad de los demás: no siempre querer que se haga lo que uno quiere o sufrir carencias por ello. Tenemos que respetar las decisiones del prójimo aunque nos afecten directamente… Y en estos casos, debemos echar andar nuestra capacidad de adaptación: adaptarnos y aceptar lo que no podemos modificar porque no depende de nosostros.
6.- No “te tomes nada personal”
La mayoría de las personas actuamos en función de cómo nos sentimos. Cuando una persona contesta de manera agresiva, generalmente no es contra nosotros, es porque tiene problemas personales totalmente ajenos a nosotros. Por otra parte, un individuo generalmente actúa pensando en sus propias circunstancias y no intentando hacernos daño. Hay que recordar que no somos el centro del universo y tampoco somos el objetivo principal de la mayor parte de las personas que nos rodean.
En conclusión, para sentirnos bien con nosotros mismos debemos aprender a respetar al prójimo, aceptar nuestras limitaciones y resaltar nuestras virtudes, mantener nuestra mente ocupada en lo que nos gusta y nos interesa y evitar la autocompasión.