Con una batería de pruebas que se pueden aplicar en la consulta clínica a las personas con factores de riesgo cardiovascular, un equipo de cardiólogos detectó en un estudio, que los pacientes con hipertensión tenían más comprometida la función cognitiva de lo que deberían para la edad.
Si la hipertensión estaba mal controlada, el deterioro, que podía dar signos de demencia, era aún mayor.
Siempre se habla de las consecuencias neurológicas de la hipertensión, cuando en realidad son complicaciones neuropsiquiátricas, con el tratamiento intensivo de la enfermedad no sólo se pueden prevenir los trastornos neurológicos, sino también las demencias.
El Dr. Fernando Taragano del Centro de Enfermedades Cognitivas del Cemic, y su euipo de investigadores evaluaron a los pacientes con hipertensión y otros factores de riesgo cardiovascular, como diabetes y colesterol elevado, que se prestaron voluntariamente a participar en el registro. Todos mayores de 18 años; la edad promedio fue de 65 años.
Al analizar los resultados de la pesquisa cognitiva, que no tiene valor diagnóstico, los especialistas observaron que el grupo que ya tenía signos de alteración cognitiva y/o demencia tenía más inconvenientes para responder satisfactoriamente los ejercicios de orientación, recuerdo, fijación, lenguaje o planificación, entre otras funciones. Pero algo que llamó la atención de los investigadores es que el control adecuado de la hipertensión influía positivamente en el retraso de la aparición de esos signos de alarma.
En ese subgrupo, el 25% de los pacientes con la presión sin controlar tenía alteraciones en los tests con valores por debajo de 24 puntos, lo que indica una alta probabilidad de padecer trastornos cognitivos. El área más comprometida era la que gobierna las funciones ejecutivas.
En cambio, menos de la mitad (alrededor de 11%) de los hipertensos bien medicados y controlados alcanzaron ese puntaje.
Si todos los centros de atención contaran con la misma herramienta de detección, se podría hacer una adecuada prevención de los trastornos neurológicos y psiquiátricos asociados con la enfermedad vascular y sus factores de riesgo.
Su aplicación, según explican los especialistas, es sencilla y les demanda apenas un cuarto de hora a los pacientes. Ellos sólo utilizan una hoja de papel y un lápiz para hacer dibujos o cumplir ciertas consignas verbales. La pueden aplicar médicos clínicos, cardiólogos, neurólogos, psiquiatras o todo profesional médico que se ocupe de los factores de riesgo cardiovasculares y sus consecuencias.
La idea del grupo de trabajo que respalda y trabaja de manera independiente, sin auspiciantes, es empezar a generar conciencia de prevención. El deterioro cognitivo se puede detectar precozmente.
Los pacientes pueden tener otros problemas, como diabetes, colesterol alto, obesidad, etcétera, y lo importante de unificar el uso de esta herramienta es que permitirá ver qué población está en riesgo, quiénes están bien tratados y a aquellos con un mal control de las enfermedades poder tratarlos bien y derivarlos a un psiquiatra para retrasar las complicaciones cognitivas y/o demencias.