Alimentos y amor están vinculados, gracias a una compleja reacción hormonal que afecta nuestros lazos emocionales con seres queridos y nuestra necesidad de alimento.
Al principio de una relación, comer adquiere una gran importancia, de acuerdo con Maryanne Fisher, profesora de psicología de la Universidad de St. Mary en Halifax, Canada, cuya investigación se centra en la base evolutiva de la conducta romántica. La comida es una forma de mostrar habilidades a una pareja potencial, comenta la Dra. Fisher ya que usted compra o prepara comida más agradable. Es fascinante ver la forma en que se puede utilizar como parte de la relación.
Quienes están recién enamorados producen un exceso de hormonas «recompensa», como la norepinefrina, que produce sentimientos de euforia, mareo y energía, aunque también suprime el apetito en algunos casos.
Pero como todas las cosas las «hormonas del amor» que suben tienen que bajar, y, en casos extremos, pueden conducir a la obesidad. Las mujeres casadas tienen el doble de probabilidades de ser obesas. Quienes viven en pareja, pero no casadas, tienen 63% más propensión a ser obesas que las mujeres solteras.
El aumento de peso incluye un elemento de contagio social, si uno de los cónyuges tiene malos hábitos alimenticios, tales como la falta de control de las porciones o una preferencia por los alimentos poco saludables, puede extenderse a su pareja.
Lo importante es que si usted estableció una relación de pareja estable, y ya no esta en la competencia de citas, significa que puede tener menos incentivos para mantenerse en forma y lucir mejor. Además, su estilo de vida comienza a girar un poco más en torno a la comida. Como pareja, es probable que él se quede en casa en el sofá con más frecuencia de lo que hizo cuando eran solteros.