Las combinaciones raras de alimentos pueden ser una señal de atracones de comida, según un estudio
realizado por la psicóloga Mary Boggiano de la Universidad de Alabama en Birmingham, muchas personas que sufren de este trastorno alimentario preparan secretamente mezclas como galletas con puré de papas.
Las personas que se dan atracones de comida preparan comúnmente recetas usando mezclas raras de alimentos, como puré de papas con galletas Oreo o papas fritas con limón, chicharrones de cerdo con aderezo italiano y sal.
Los investigadores hallaron que quienes crean estas extrañas recetas son más propensos a los atracones de comida que las personas que simplemente comen en exceso, sus hallazgos pueden llevar a una mejor comprensión de este trastorno alimentario, que afecta a millones de personas, sobre todo jóvenes, quienes podrían sentirse avergonzados y ocultar su conducta.
Mientras más reservado es un paciente con aspectos de una adicción o del trastorno alimentario, peor le va, pues seguirá realizando conductas secretas y mal adaptadas. En el estudio participaron 507 estudiantes de psicología, junto con 45 personas que estaban siendo tratadas de forma ambulatoria por trastornos alimentarios, de los participantes, el 45.5% eran blancos, el 40% eran hispanos y el 10% eran negros.
De quienes hacían mezclas raras, alrededor del 41% preparaban las mezclas alimentarias extrañas debido a un antojo, apenas el 9% realizaba este tipo de conducta motivados por el hambre. Los investigadores dijeron que este hallazgo no resulto sorprendente, dado que la mayoría de los atracones ocurren tras una comida.
Sin embargo, la mayoría de personas que realizan atracones de comida afirman sentirse «emocionados» y «ansiosos» mientras preparan sus mezclas de alimentos. Los investigadores confirman que esas emociones son similares a las reportadas por los adictos mientras usan drogas.
Después de hacer las mezclas, las personas que tienen atracones de comida reportan sentir vergüenza y asco. Esas emociones negativas pueden exacerbar un trastorno alimentario.
El estudio aparece en la revista International Journal of Eating Disorders.
Fuente: University of Alabama at Birmingham