El sedentarismo en el trabajo ha aumentado en los últimos 50 años a la par que la obesidad, pasar muchas horas sentado en la oficina es una actividad que perjudica seriamente a la salud según avalan numerosos estudios que ensalzan los beneficios de trabajar de pie para hacer frente al sedentarismo, una moda que se abre camino en EUA aunque tampoco está exenta de riesgos.
Compañías como Google, Facebook, Chevron, Intel o Boeing son algunas de las que han dado la bienvenida en sus despachos a las mesas altas por el bien de sus empleados, que aseguran sentirse mejor tras deshacerse de sus sillas.
La obesidad, la diabetes, los problemas cardiacos o el cáncer se citan recurrentemente como las enfermedades a las que se expone el oficinista cuya vida sedentaria puede llevarle a la tumba antes de tiempo. Científicos del Pennington Biomedical Research Center en Luisiana determinan que las personas que pasan la mayor parte de su tiempo sentadas tienen un 54% más de posibilidades de morir de un infarto, los datos que se desprenden de un estudio sobre el estilo de vida de más de 17.000 personas realizado por el Dr. James A. Levine de la Clínica Mayo.
Dedicar unas pocas horas a la semana en el gimnasio no parece reducir ese riesgo de manera significativa asegura el Dr. Levine, las horas de pasividad muscular continuada ralentizan el metabolismo y reducen la producción de enzimas, al tiempo que exponen al organismo a niveles anormales de glucosa y colesterol.
Más que sudar la camiseta levantando pesas, la clave está en ponerse de pie, simplemente con pasar las horas erguido el cuerpo quema un 40% más de grasa.
Las experiencias recogidas en internet de quienes han probado trabajar de pie con su computadora en una mesa adaptada, en vez de sentados, coinciden en destacar que después de unos días de entusiasmo en los que aumentan su productividad, el organismo se cansa, aparecen dolores y se echa de menos la silla. La respuesta, es algo intermedio. No hace falta estar de pie todo el día, basta con hacer pausas para estirar, moverse y, si es posible, 10 minutos de ejercicio a media jornada.
Otra opción sería incorporar la tradicional cinta de correr de los gimnasios a la estructura de la mesa de trabajo, así el empleado que está de pie además camina simultáneamente, lo que favorece la circulación sanguínea.