Un nuevo estudio encabezado por el Dr. Bill Keevil de la Universidad de Southampton en el Reino Unido, muestra cómo el cobre puede evitar la transferencia horizontal de genes en las bacterias, que ha contribuido al aumento del número de infecciones resistentes a antibióticos en todo el mundo.
El Dr. Keevil y su equipo investigaron la capacidad de los patógenos para persistir en el medio ambiente, especialmente en las superficies de contacto. Se encontró que los clones virulentos de Escherichia coli y de Klebsiella pneumoniae ST131, exhibieron una supervivencia prolongada en el acero inoxidable, con aproximadamente 104 células viables, a partir de un inóculo de 107 unidades formadoras de colonias por cm2 después de 1 mes a 21°C. También encontraron que la HGT, a una cepa receptora de E. coli, resistente a la azida, pero sensible a los antibióticos, ocurría en las superficies de contacto de acero inoxidable y en suspensión, pero no en el cobre seco. La frecuencia de conjugación de genes era aproximadamente 10-50 veces mayor y se produjo inmediatamente, y los transconjugantes resultantes eran más estables con E. coli como las células donantes que con K. pneumoniae.
Los transconjugantes también mostraron el mismo perfil de resistencia como el donante, lo que sugiere la transferencia de genes múltiples. Por otra parte, la muerte rápida, la inhibición de la respiración, y la destrucción del ADN genómico y plásmido, de ambos patógenos, se produjo en las aleaciones de cobre, acompañado por una reducción en el número de copias. El ADN desnudo de E. coli, se degrada en el cobre a 21°C y 37°C, pero más lentamente a 4ºC, lo que sugiere un papel directo para el metal. Los investigadores concluyeron que el uso de aleaciones de cobre como superficies de contacto antimicrobianas, pueden ayudar a reducir la infección y la HGT.
Los resultados del estudio se publicaron en la revista mBio. Las personas con una inadecuada higiene de las manos pueden intercambiar sus microbios y los diferentes genes de resistencia a los antibióticos, sólo con tocar un pasamanos de la escalera o la manija de la puerta, que quedan listos para ser recogidos por cualquiera y transmitirlo, las superficies de contacto de cobre tienen potencial para prevenir la transferencia de resistencia a los antibióticos en los edificios públicos y los sistemas de transporte masivo. El cobre reduce y restringe, sustancialmente, la propagación de estas infecciones, haciendo una contribución importante para mejorar la higiene y, en consecuencia, la salud.