Cuando se habla de cirugía como herramienta de remisión de la diabetes tipo 2, es importante diferenciar dos puntos de vista en torno a este tema.
Por un lado podemos hacer referencia a los resultados de la clásica cirugía bariátrica en el tratamiento de la obesidad y de su implicación en la diabetes. Pero por otro lado podemos referirnos a la cirugía metabólica, una subespecialidad que se orienta a la reversión de la diabetes tipo 2, enfermedad padecida en su mayoría por personas con obesidad severa, explica el Dr. Federico Moser director del Centro de Entrenamiento en Laparoscopía de la Universidad Católica de Córdoba en España.
Además de facilitar el descenso de peso la cirugía bariátrica permite a los pacientes mejorar rápidamente el control de diabetes tipo 2, aún cuando la pérdida de peso está en fase inicial.
El éxito de este nuevo enfoque, sumado a las nuevas técnicas quirúrgicas y abordajes menos invasivos llevó a que cada vez más personas con obesidad acudan a consulta médica poniendo su problema de obesidad muchas veces en un segundo plano y buscando, fundamentalmente, revertir la diabetes y prevenir las graves consecuencias físicas que acarrea.
La Federación Internacional de Diabetes acepto este año la cirugía como una alternativa terapéutica válida para pacientes con diabetes 2 que no hayan logrado un control adecuado de su enfermedad a través de tratamientos tradicionales, pues la relación entre obesidad y diabetes es muy alta y que, frente a ese cuadro el tratamiento quirúrgico tiene muchas posibilidades de controlar la enfermedad.
La cirugía metabólica, al margen de producir ciertas alteraciones físicas en el tamaño del estómago y en el funcionamiento del sistema digestivo, actúa a nivel hormonal. Es decir que en paralelo al descenso de peso, la intervención que se realiza actúa sobre una serie de hormonas llamadas incretinas. Esto repercute en una notoria mejora en los niveles de glucemia en sangre a los pocos días de realizada la cirugía, y aún antes de que la pérdida de peso sea significativa.
Uno de los factores determinantes para el éxito de cirugía es el tiempo de evolución de la enfermedad. En general se toman a los pacientes que tienen hasta 2 ó 3 años desde el diagnóstico de la enfermedad, pero esto no quita que pacientes con 10 años de diabetes puedan revertirla. Esto es variable porque depende mucho del grado de agotamiento del páncreas.