El 17 de octubre de 1870 el presidente de México, Lic. Benito Juárez, a la edad de 64 años, presentó un cuadro patológico, al que los periódicos denominaron “congestión cerebral”, que motivó severas dudas y comentarios en sus familiares, amigos, autoridades públicas y población en general. En la Cámara de Diputados hubo serios temores, sus integrantes solicitaron al diputado michoacano, Dr. Francisco Menocal visitara al Sr. Juárez en su domicilio para valorar su enfermedad y revisó al primer mandatario, encontró que su estado era grave, sus latidos cardiacos estaban disminuidos, eran de treinta por minuto, después de reposar y dormir unas cuantas horas las pulsaciones del presidente ascendieron a setenta. Dos días después el Sr. Juárez había mejorado notablemente. Inicialmente se diagnosticó “congestión cerebral”, posteriormente “parálisis del gran simpático”. El cuadro repitió una semana después, el 24 de octubre, pero fue menos grave.
En enero de 1871, murió Margarita Maza, esposa del Lic. Benito Juárez, el presidente fue afectado emocionalmente,2 pocos meses antes había sido reelecto para el cargo. El 20 de marzo de 1872, precisamente un día antes de su cumpleaños, el Lic. Benito Juárez presentó un problema médico, el Dr. Ignacio Alvarado le diagnosticó angina de pecho, pero hubo mejoría y transcurrieron varias semanas sin trastornos. El Dr. Alvarado era juarista, años atrás había dejado de ejercer en su consultorio privado y suspendido sus clases en la Escuela de Medicina, para acompañar a Benito Juárez en su peregrinación por el país.
A las puertas de la muerte. El fallecimiento. Diez días después de las molestias anteriores, el 18 de julio de 1872, el Dr. Lic. Benito Juárez moriría. Una importante referencia es el testimonio “talentoso” del Dr. Ignacio Alvarado, que expresó: “Serían las once de la mañana de aquel luctuoso día, cuando un nuevo calambre dolorisísimo del corazón lo obligó a arrojarse a su lecho, no se movía ya, el corazón latía débilmente, su semblante se demudó, cubriéndose de las sombras precursoras de la muerte, y en lance tan supremo tuve que acudir contra mi deseo a aplicar un remedio muy cruel, pero eficaz; el agua hirviendo sobre el corazón…El “tratamiento” provocó que el presidente se quejara violentamente, dijo: “Me está usted quemando”. El Dr. Alvarado contestó amablemente: “Es intencional, así lo necesita usted”. Hubo cierta tranquilidad durante cerca de dos horas, se repitió el cuadro, repitió el “tratamiento”, pero no hubo respuesta, las fuerzas de Benito Juárez estaban agotadas.
A la muerte de B. Juárez tomó el mando de la nación Sebastián Lerdo de Tejada, Presidente de la Suprema Corte, y el 1o de diciembre de 1872, como presidente electo.
Fuente: Historia y Filosofía de la Medicina, Guillermo Fajardo Ortiz,Alberto Salazar1