Numerosos estudios sugieren que la belleza física es un indicador de la salud y la fecundidad y por ello los individuos atractivos confieren un mayor potencial reproductor a aquellos que los elijen como pareja. La cara es la parte corporal más implicada en el reconocimiento interpersonal y uno de los componentes biológicos más importantes del proceso de elección de pareja. La preferencia por determinadas caras y el consenso entre varones de diferente procedencia (asiáticos, africanos, chinos, hindúes, ingleses, estadounidenses) en cuáles eran las mujeres más guapas y cuáles eran las menos atractivas sugieren que los componentes de la belleza no son arbitrarios ni están ligados a la cultura.
Evidencias a favor de una base biológica más que cultural en la valoración del atractivo facial, las aportaron Langlois y cols. (1987) en un estudio realizado con niños de 2 a 8 meses de edad a los que se les mostró una serie de imágenes de caras femeninas en las que el atractivo facial había sido valorado previamente por adultos. Los pequeños observaron por más tiempo la cara más atractiva, lo que indica que desde los dos meses de edad existen preferencias similares a las de los adultos.
Los estudios realizados sobre la simetría facial han demostrado que el grado de asimetría puede ser un indicador importante de estabilidad del desarrollo y un biomarcador de salud.
La asimetría fluctuante es el estado más frecuente en el que no existe ninguna tendencia hacia un lado que tenga una mayor magnitud que la del opuesto. Se trata más bien de desviaciones sutiles y aleatorias de la simetría de rasgos bilateralmente simétricos.
La simetría bilateral de ciertos parámetros faciales ha sido planteada como el reflejo de un desarrollo de buena calidad, especialmente en la capacidad de resistir a las perturbaciones ambientales durante las fases más sensibles del desarrollo.
Diversos estudios indican que los hombres más simétricos, tienen mayor éxito para encontrar pareja. Una de las fases más particulares en el ciclo menstrual de la mujer es la fase ovulatoria, etapa potencialmente fértil donde, en relación a otras fases del ciclo, se han evidenciado cambios en la elección de una pareja, así como en la posibilidad de ser elegidas. Se ha demostrado que la asimetría fluctuante puede variar de manera cíclica durante el ciclo menstrual de las mujeres, encontrándose los valores más bajos durante la ovulación, es decir que durante la ovulación, la cara de las mujeres es más simétrica que en otras etapas del ciclo menstrual, por lo tanto son consideradas como más atractivas.
También varían las preferencias de las mujeres durante el ciclo menstrual al valorar el atractivo facial masculino. Durante el ciclo menstrual también varía el interés sexual de las mujeres. Sus deseos sexuales y el índice de infidelidad entre las mujeres aumenta durante la ovulación y es precisamente cuando tienen la mayor posibilidad de quedar embarazadas.
Un estudio publicado en la Revista de Psicología de la Universidad de Chile revela que los hombres simétricos son considerados más atractivos por las mujeres, mientras que para el sexo masculino la simetría facial no fue un factor determinante a la hora de buscar pareja.
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