Los calambres en las piernas se presentan en el 50 al 60% de los adultos y en aproximadamente el 7% de los niños. Son algo más comunes en las mujeres, y la prevalencia aumenta con la edad. Hasta un 20% de los pacientes que experimenta calambres en las piernas tiene síntomas diarios lo suficientemente molestos como para dar lugar a la solicitud de atención médica.
Los calambres en las piernas son dolorosos y discapacitantes, con una duración promedio de 9 minutos por episodio. El episodio agudo puede estar seguido de episodios recurrentes por hora y de dolor residual. Suelen ser nocturnos y están asociados al insomnio secundario.
Por lo general, están involucrados los músculos posteriores de la pantorrilla, pero también son comunes los calambres del pie y del muslo, se describen como espasmo, endurecimiento, punzada, deformación, rigidez, hinchazón o convulsión muscular. Los calambres pueden ser isométricos o causar movimientos de las extremidades, como la flexión plantar extrema del pie.
No se han asociado con hipovolemia (causada por deshidratación) o con alteraciones de electrolitos como el potasio, el sodio y el magnesio, el mecanismo preciso de los calambres en las piernas se desconoce pero se han propuesto varias causas como las miopáticas, las neurológicas y las metabólicas. La mayoría de los casos son idiopáticos.
Los estudios electromiográficos indican que los calambres en las piernas se originan en la neurona motora inferior con descargas nerviosas involuntarias hiperactivas y de alta frecuencia.
Una causa importante de calambres en las piernas es la fatiga muscular, los estudios de resistencia en atletas comprobaron que una intensidad de los ejercicios mayor a la normal se asocia con calambres en las piernas. La disfunción o el daño nervioso también han sido propuestos como causa de calambres en las piernas debido a la elevada prevalencia en pacientes con trastornos neurológicos, como el parkinsonismo.
Los calambres en las piernas relacionados con los medicamentos se asocian más comúnmente con la sacarosa férrica por vía intravenosa, los estrógenos conjugados, el raloxifeno, el naproxeno y la teriparatida, aunque la incidencia general es muy baja.
Las manifestaciones típicas son la aparición nocturna, el endurecimiento muscular visible y el dolor repentino e intenso. La descripción de los síntomas debe diferenciar los calambres en las piernas de otras condiciones comunes.
El diagnóstico diferencial entre los calambres en las piernas y el síndrome de piernas inquietas puede ser difícil, un enfoque razonable para un paciente con síntomas mixtos puede ser el uso de fármacos dopaminérgicos.