Las inyecciones de Botox, que se usan para eliminar las arrugas, pueden también aliviar el dolor muscular crónico de cuello y hombros, sugiere una investigación reciente realizada por el Dr. Andrea Nicol, director de investigación del Centro de Gestión del Dolor de la Universidad de California en Los Angeles, EUA.
Ese tipo de dolor persistente es un trastorno común que potencialmente puede causar discapacidad funcional en algunos pacientes, además el dolor de cuello puede provocar dolores de cabeza.
En el estudio, 118 pacientes con dolor que había durado más de dos meses y que ya habían probado con otros analgésicos recibieron inyecciones de Botox (toxina botulínica tipo A) o un placebo, quienes recibieron Botox tuvieron una reducción mucho mayor en las puntaciones de dolor que quienes recibieron el placebo.
Los pacientes que recibieron las inyecciones de Botox mostraron una reducción significativa en el número de dolores de cabeza por semana, y sus dolores de cabeza fueron menos severos. También experimentaron una mejora general en la calidad de vida, pues fue menos probable que el dolor interfiriera con la actividad general, el sueño y el disfrute.
El estudio fue presentado en la reunión anual de la Sociedad Americana de Anestesiólogos (American Society of Anesthesiologists, ASA).
Los investigadores comentan que sus hallazgos sugieren que el Botox puede ser una opción para las personas con dolor crónico de cuello y hombros (síndrome de dolor miofascial) que no han recibido alivio de las terapias tradicionales, como los antiinflamatorios, los esteroides y los relajantes musculares, la fisioterapia y la modificación conductual.
El beneficio a largo plazo con las terapias tradicionales es pasajero e impredecible, incluso con estos tratamientos, algunas personas con síndrome de dolor miofascial derivan un beneficio incompleto, o ningún beneficio, señala el Dr. Nicol.
El Botox pertenece a una clase de medicamentos llamados neurotoxinas y cuando se inyecta en los músculos, bloquea las señales nerviosas que provocan la rigidez muscular, llevando a la relajación muscular. Así, el Botox puede ofrecer ventajas sobre las terapias tradicionales para el síndrome de dolor miofascial debido a sus efectos prolongados y sostenidos.
Fuente: American Society of Anesthesiologists