El investigador en neurociencias cognitivas Ezequiel Gleichgerrcht de la Fundación Ineco en Buenos Aires, Argentina, al realizar varios estudios, demuestra que con la llegada de un hijo se producen cambios cerebrales y hormonales en el progenitor que contribuyen a su salud mental. El nacimiento de un hijo implica cambios en la vida de una persona, es muy común hablar de la maternidad y de las modificaciones físicas y hormonales que sufre la mujer durante esta etapa.
Pero, sin embargo, poco se conoce sobre la biología del vínculo padre-hijo. ¿Qué sucede realmente en el cerebro de un hombre cuando se convierte en padre?, poco a poco la ciencia está comenzando a demostrar que la paternidad produce cambios físicos y químicos en el cerebro y, además, que el vínculo padre-hijo refuerza y mejora funciones cognitivas fundamentales como la memoria y al aprendizaje.
Y es que las neuronas del cerebro adulto se reconfiguran y crecen en respuesta a los grandes cambios de la vida, como la paternidad. El cerebro es altamente plástico y todo lo que sucede en nuestra vida lo modifica en mayor o menor medida.
En 2006, investigadores de la Universidad de Princeton, en EUA analizaron la estructura del cerebro de los monos llamados titís (Callithrix jacchus) y encontraron que era distinta en los titís que eran papás en comparación con los que no lo eran. El estudio que fue publicado en la revista Nature Neuroscience concluyó que quienes eran padres tenían una mayor densidad de conexiones en una región del cerebro conocida como la corteza prefrontal que juega un papel crucial en funciones cerebrales superiores como la cognición.
Cuando los padres tienen a su hijo recién nacido en brazos, aumenta su producción de oxitocina, la misma hormona que ayuda a las mujeres durante el parto a la contracción del útero, y prolactina, la hormona que se encarga de la producción de leche en las madres durante la lactancia, estas hormonas actúan sobre la amígdala, centro emotivo del cerebro y se cree que ello condiciona los sentimientos y pensamientos en relación con el recién nacido.
Ser padre saca a la luz el lado más femenino de los hombres, los niveles de testosterona, la hormona masculina por excelencia, se reducen significativamente tras la paternidad. Es más, cuanto más implicado está el padre en la crianza del bebé, más se reduce su testosterona. La disminución de la testosterona parece ser un ajuste biológico que ayuda a los hombres a cambiar sus prioridades cuando llegan los hijos, ya que rasgos como la agresividad y la competencia son menos útiles.
Además de cambios en el cerebro, cuando un hombre se convierte en padre experimenta cambios a nivel psicológico y emocional, pasar de ser hijo a ser padre no siempre es una tarea fácil. Desde la noticia del embarazo los hombres al igual que las mujeres, comienzan a experimentar una serie de emociones, alegría, temores, dudas, orgullo e inseguridad. Es un momento de cambio, en donde toda su historia como hijo se pone en juego. Comienza un proceso en el que se va haciendo padre a través de su capacidad de pensar y aprender de sus aciertos y sus errores, de tolerar las desilusiones.
Un buen consejo es compartir actividades con los hijos, lo que permite desarrollar y fortalecer el vínculo con ellos, con papá se pueden desarrollar actividades lúdicas que generan diversión y dan fuerza. Los niños se siente fortalecidos al ser acompañados por sus padres.