Un estudio dirigido por el Dr. Darrell S. Pardi, de la Clínica Mayo, en Rochester, Minnesota sugiere que las infecciones por Clostridium difficile están aumentando, aun en los niños de bajo riesgo. La incidencia de la infección está creciendo significativamente en los niños, mientras que se pensaba que afectaba principalmente a los adultos mayores. Aunque las infecciones por Clostridium difficile en los niños sigue siendo rara, los casos aumentaron más de 12 veces entre 1991 y el 2009, con un crecimiento pronunciado a partir del 2006, según publican los autores en la revista especializada Clinical Infectious Diseases.
Las cifras de la incidencia de las infecciones por Clostridium difficile que sólo incluyen a los niños hospitalizados subestimarían significativamente la carga infantil de la enfermedad. En este primer estudio poblacional sobre la epidemiología de las infecciones por Clostridium difficile en los niños, el equipo del Dr. Pardi investigó la incidencia, la gravedad, la respuesta al tratamiento y los resultados hasta los 18 años, en el período 1991-2009.
En las historias clínicas centralizadas de los residentesdel Condado de Olmsted en el Proyecto de Epidemiología de Rochester, los autores identificaron 99 casos potenciales y excluyeron siete con diarrea no causada por las infecciones por Clostrodium difficile o sin diarrea. La edad promedio de los 92 casos estudiados era de 2,3 años (entre un mes y 17,6 años). El 75% de las infecciones eran adquiridas en la comunidad; el 54% de esa población eran varones. La incidencia de las infecciones por Clostrodium difficile ajustada por edad y sexo fue de 13,8 por cada 100.000 personas, que aumentó 12,5 veces, del 2,6 (1991-1997) al 32,6/100.000 (2004-2009) durante el estudio.
No hubo diferencia en la reaparición de la infección en los niños con infecciones por Clostridium difficile grave y leve a moderada. A diferencia de los adultos, los niños tienden a responder mejor con una terapia antibiótica inicial porque la inmunidad intestinal estuvo menos expuesta a los agentes que pudieron dañar la flora intestinal normal. Dada la excelente respuesta de los niños a la terapia antibiótica inicial, debe evitarse el trasplante fecal si no es necesario.
Fuente: Clinical Infectious Diseases