La dimensión en cuestión no es del pene o de los testículos, sino una medida conocida como distancia anogenital.
Los hombres con una distancia menor al promedio (alrededor de 52 milímetros) tienen siete veces más probabilidad de ser subfértiles (fertilidad disminuida) que aquellos con una distancia anogenital mayor, de acuerdo a un estudio publicado en la revista Environmental Health Perspectives.
La distancia, medida desde el ano hasta la parte inferior del escroto, está asociada con la fertilidad masculina, incluyendo el volumen del semen y el conteo de esperma. Cuanto menor la distancia anogenital, mayor probabilidad de tener un bajo conteo de esperma. Esto ofrece la perspectiva de una prueba relativamente simple de control para los hombres, comenta la autora del estudio, la Dra. Shanna Swan, del Centro Médico de la University of Rochester. No es invasivo y cualquiera puede hacerlo, y no es sensible al tipo de cosas que afectan el conteo de esperma, como el estrés, la presencia de un resfrío o si hace demasiado calor, comenta la Dra. Swan
Si alguien tiene la distancia anogenital corta, sobre todo si tiene problemas para concebir, se aconseja acuda al médico especialista en fertilidad, debido a que hay mucha probabilidad de que haya algún problema, para llegar a éstas conclusiones, los investigadores midieron a 126 hombres nacidos a partir de 1988, una muestra pequeña pero estadísticamente significativa. El estudio no evaluó qué podría causar que ciertos hombres tengan una breve distancia anogenital. Pero otras investigaciones, publicadas en el 2005 y el 2008, consideraron una posible relación entre las madres que estuvieron expuestas a químicos llamados ftalatos durante el embarazo y la distancia anogenital de sus bebés varones.
Los ftalatos son un grupo de químicos usados en productos industriales y de cuidado personal, como fragancias, jabones, plásticos, pinturas y algunos pesticidas.
En estudios previos, los científicos rastrearon la presencia de ftalatos en la orina de las mujeres embarazadas, y hallaron que las que tenían altos niveles de los químicos durante la gestación daban a luz a niños que eran 10 veces más propensos a tener mediciones de distancia anogenital más cortas de lo esperado.
La Dra. Swan, que también fue co-autora de esas investigaciones, comenta que las evidencias muestran una correlación entre la exposición prenatal a los ftalatos y una distancia anogenital más corta