El asma es una enfermedad crónica ocasionada por la inflamación de los bronquios, que origina una obstrucción interna en estos tubos encargados de llevar el aire dentro o fuera del organismo.
Este padecimiento afecta tanto a adultos como a niños. Se estima que a nivel mundial lo padecen 300 millones de personas, en México, según las cifras de la Secretaría de Salud señala que existen alrededor de 7 millones de personas con este padecimiento, la mayor parte de ellos menores de edad.
Los síntomas del asma varían de acuerdo a su severidad, los más comunes son la tos crónica con flemas, la dificultad respiratoria, sensación de ahogo, dolor torácico y la “sibilancia” que es una especie de silbido que se produce al respirar.
En situaciones más graves presenta serias dificultades para respirar, aumento en la frecuencia del pulso, sudoración y color azul en labios y uñas.
Hasta hoy no se sabe con certeza cuáles son las causas del asma. Sin embargo se sabe que existen sustancias que la provocan, como la hiper-sensibilidad o alergia a partículas que se encuentran en el medio ambiente, como el polen, polvo y moho, a los ácaros, así como por factores desencadenantes como el humo de cigarro o al pelo de algunos animales como perros y gatos.
También se generan crisis cuando hay exposición a algunas sustancias químicas presentes en el hogar, la escuela o el trabajo o el realizar ejercicio expuesto al frío.
Para diagnosticar si un paciente padece asma, es necesario realizar un estudio denominado “Espirometría”, que permite analizar el estado de los pulmones mediante un equipo que mide la cantidad de aire que se puede expulsar después de respirar hondo.
De confirmarse la presencia de problemas, se deben establecer las causas y el tipo de asma. Esto se logra mediante un historial médico que determine si tose de manera frecuente, si los síntomas se presentan con mayor frecuencia en alguna época de año, en circunstancias especiales o después de realizar ejercicio. Asimismo debe investigarse si hay antecedentes familiares. Para confirmar los factores desencadenantes del asma, también se realizan pruebas cutáneas y de sangre.
De no atenderse el asma puede generar una reducción en la capacidad respiratoria, así como crisis recurrentes que incluso pueden provocar la muerte al impedir el que el paciente respire.
El primer paso en el tratamiento consiste en eliminar las causas de la alergia, evitando la cercanía de animales o la exposición al polen y el pasto.
El tratamiento médico se basa en los fármacos, que desinflaman los bronquios facilitando la respiración y eliminando el exceso de flemas, también se utilizan broncodilatadores, que se usan especialmente durante las crisis ya que dilatan las vías respiratorias y antialérgicos.