El experto en neurología del IMSS, Dr. Francisco Javier Jiménez Gil, comenta que la anorexia nerviosa es hasta en 25% de los casos el principal detonante de atrofia cerebral, enfermedad caracterizada por la disminución en el tamaño del cerebro.
El Dr. Jiménez Gil, adscrito al Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional de Occidente del IMSS, señaló que el cerebro requiere nutrientes y lípidos para su adecuado funcionamiento, y quienes padecen anorexia, debido a la pérdida de dichos elementos, tienen entre sus repercusiones más graves la atrofia cerebral.
Entre las principales manifestaciones de atrofia cerebral destacan alteraciones en memoria, de manera muy marcada, hay problemas en la ejecución de acciones complejas como por ejemplo el lenguaje y la creatividad, lo que a su vez repercute en una disfuncionalidad en las relaciones interpersonales del enfermo.
El diagnóstico de la atrofia requiere estudios especializados para determinar su origen, ya que otros factores que pueden desencadenarla incluyen desde traumatismos cráneo-encefálicos, asfixia, paros cardiacos, embolias y derrames cerebrales, hasta ciertos tóxicos que dañan y alteran la estructura del cerebro.
La atrofia cerebral se presente en adultos mayores, de entre 60 y 70 años, y en ellos es consecuencia de afecciones neurológicas crónico-degenerativas como enfermedad de Alzheimer o Parkinson, “que se caracterizan por destrucción de las neuronas y estructuras que las conectan, en cuyo caso no es mucho lo que se puede hacer.
En cuanto a los pacientes jóvenes, una buena alimentación que incluya todos los grupos de nutrientes para garantizar un buen funcionamiento cerebral, sobre todo porque en 25% de los casos el origen de la atrofia cerebral es llevar dietas extremas, como ocurre con los anoréxicos.