La disección aórtica, es una afección potencialmente mortal en la cual se presenta sangrado dentro y a lo largo de la pared de la aorta, la mayor arteria que transporta sangre fuera del corazón.
Cuando sale del corazón, la aorta sube primero a través del tórax hacia la cabeza (aorta ascendente). Luego, se dobla o se arquea y finalmente baja a través del tórax y el abdomen (aorta descendente).
La disección aórtica ocurre debido a la ruptura o daño en la pared interior de la arteria, esto suele presentarse en la porción torácica de la aorta, aunque también puede ocurrir en la porción abdominal.
Una disección aórtica se clasifica como tipo A o tipo B, dependiendo de dónde se inicia y dónde termina.
•El tipo A se inicia en la primera parte de la aorta (ascendente).
•El tipo B se inicia en la parte descendente de la aorta.
Cuando se presenta una ruptura, ésta crea dos canales: uno por el cual la sangre continúa circulando y otro donde la sangre permanece quieta. A medida que la disección aórtica crece, el canal con la sangre represada puede aumentar de tamaño y ejercer presión sobre otras ramificaciones de la aorta.
Una disección aórtica también puede involucrar un ensanchamiento o abombamiento de la aorta conocido como aneurisma. La causa exacta se desconoce, pero los riesgos abarcan ateroesclerosis e hipertensión arterial. Las lesiones traumáticas son la principal causa de la disección aórtica, especialmente los traumas por golpes contundentes al pecho. Golpearse con el volante de un automóvil durante un accidente es una causa traumática común.
Otros factores de riesgo y afecciones asociadas con la aparición de una disección aórtica comprenden:
•Envejecimiento
•Válvula aórtica bicúspide
•Estrechamiento de la aorta
•Trastornos del tejido conectivo
•Síndrome de Ehlers-Danlos
•Cirugía o procedimientos cardíacos
•Síndrome de Marfan
•Embarazo
•Seudoxantoma elástico
•Inflamación vascular debido a afecciones como arteritis y sífilis
La disección aórtica se presenta aproximadamente en 2 de cada 10,000 personas y puede afectar a cualquier individuo, aunque se observa con mayor frecuencia en hombres entre los 40 y 70 años de edad.
Los síntomas con frecuencia comienzan repentinamente y comprenden dolor torácico. El dolor puede: Describirse como fuerte, agudo, punzante, desgarrador, sentirse por debajo del esternón y se irradia luego bajo los omóplatos o a la espalda, irradiarse a los hombros, el cuello, los brazos, la mandíbula, el abdomen y las caderas, cambiar de posición: el dolor se mueve de manera característica hacia los brazos y piernas, a medida que la disección aórtica empeora, también se pueden percibir: cambios en la capacidad para pensar, confusión, desorientación, disminución del movimiento en cualquier parte del cuerpo, disminución de la sensibilidad en cualquier parte del cuerpo, mareos, boca seca
piel seca, desmayos, náuseas y vómitos, palidez, sudoración profusa (piel fría y húmeda), pulso débil y rápido, dificultad para respirar al estar acostado (ortopnea), sed.
El médico auscultará el corazón, los pulmones y el abdomen con un estetoscopio, se puede escuchar un sonido de «soplo» sobre la aorta, un soplo cardíaco u otros ruidos anormales, puede haber una diferencia en la presión arterial entre el brazo izquierdo y el derecho o entre los brazos y las piernas.
El objetivo del tratamiento es prevenir complicaciones y se requiere la hospitalización.
Las disecciones aórticas tipo A requieren cirugía inmediata para reparar la aorta, mientras que las disecciones aórticas tipo B se pueden tratar primero con medicamentos.
Se pueden recetar fármacos que reducen la presión arterial, los cuales se pueden administrar por vía intravenosa, se necesitan analgésicos potentes, los medicamentos cardíacos, como los betabloqueadores, pueden reducir algunos de los síntomas.
Si la válvula aórtica está dañada, es necesario realizar una valvuloplastia y, en caso de existir compromiso de las arterias del corazón, se lleva a cabo igualmente una revascularización coronaria.
La disección aórtica es potencialmente mortal, el trastorno se puede manejar con cirugía si ésta se realiza antes de que se presente la ruptura de la aorta, menos de la mitad de los pacientes que sufren ruptura aórtica logran sobrevivir.
El tratamiento y control adecuado de la aterosclerosis y de la hipertensión arterial pueden reducir el riesgo de disección aórtica. El control estricto de la presión arterial en los pacientes en riesgo de disección aórtica es muy importante. Muchos casos de disección aórtica no se pueden prevenir.