La amibiasis intestinal es una infección producida por una especie patógena conocida como Entamoeba histolytica (amiba). Aunque puede ocurrir en cualquier época del año, la amibiasis es una enfermedad más frecuente en época de calor.
¿Qué es la entamoeba histolytica?
Es un parásito del ser humano y puede vivir en el intestino grueso; causando infecciones generalmente asintomáticas que llegan a adquirir importancia clínica.
Esta enfermedad ataca al ser humano en cualquier edad, siendo más frecuente en niños y adultos jóvenes. Se manifiesta de diferentes formas produciendo: disentería aguda/fulminante con fiebres y escalofríos o diarrea sanguinolenta/mucoide (llamada disentería amibiana); llegando a causar un malestar abdominal leve, que se alterna con períodos de estreñimiento; incluso puede provocar la muerte.
La amebiasis es la tercera enfermedad parasitaria más importante del mundo. Tiene una distribución mundial que varía de un lugar a otro. Generalmente las tasas de prevalencia son más altas en algunas zonas del trópico.
¿Cómo ocurre la amibiasis?
La amibiasis intestinal es provocada por la Entamoeba histolytica, la cual parásita al hombre por medio de quistes de esta amiba, la cual penetran en el intestino e invaden las glándulas de la pared intestinal para alimentarse de sangre y tejidos. Se reproducen en abundancia y provocan la formación de abscesos que, al romperse, descargan mucus y sangre en el propio intestino.
Esto provoca la licuación de las heces y genera diarrea que puede ser sanguinolenta o mucoide y es llamada disentería amibiana. Puede haber diseminación por la corriente sanguínea y aparecer abscesos en el hígado o, con menor frecuencia, en los pulmones o el cerebro.
¿Dónde es más frecuente?
La amebiasis es más frecuente en regiones tropicales, climas cálidos y templados, pero más aún en áreas pobres y poco higiénicas. Y es que la amibiasis es una enfermedad frecuente en época de calor. En el ámbito mundial, está catalogada como la tercera parasitosis causante de muerte. Alrededor del 10 a 20 % de la población mundial se considera infectada y el 10 % de ésta sufre la enfermedad, con una mortandad que oscila entre el 0.1 y 0.25 %.
Ciclo del parásito
El período biológico de la E. histolytica incluye varios estudios sucesivos: el trofozoito, el quiste y el metaquiste. El trofozoito es la forma parasitaria y se aloja en la luz intestinal donde se multiplica por fisión binaria y se nutre de sangre y fragmentos de tejidos.
Los trofozoitos no participan en la transmisión de la infección, pues son fáciles de destruir debido a que no sobreviven en el exterior. Los quistes son cuerpos resistentes que se eliminan en las heces fecales y son transportados al suelo. De aquí son impulsados por el viento y contaminan vegetales, frutas y agua potable, y cuando son consumidos transmiten la enfermedad. El quiste conserva la vida del endoparásito fuera del huésped y generalmente su vía de infección es la boca, por lo que la transmisión es muy simple.
Es sumamente resistente a las condiciones del medio y a los jugos del tubo digestivo. Pueden sobrevivir en las heces por lo menos 8 días a temperaturas que oscilan entre 20 y 40 ºC y durante 40 días a los 2 y 6 ºC, resistiendo incluso temperaturas de congelación. Soportan las concentraciones de cloro en el agua purificada, pero pueden ser destruidos por los procedimientos de filtración y por el método de electrólisis, así como la ebullición, yodo y ácido acético.
Cabe señalar que el quiste de la E. histolytica posee la facultad de dividir su núcleo por mitosis. De modo que, al llegar al intestino grueso, los jugos digestivos neutros o alcalinos rompen las paredes del quiste y liberan una amiba de 4 núcleos, metaquiste que finalmente se divide en 8 trofozoitos. Así completa su ciclo biológico y de transmisión. Los síntomas aparecen aproximadamente a las 48 horas de la ingestión de contaminantes.
Síntomas de amibiasis
El cuadro clínico se caracteriza por diarrea mucosa y sanguinolenta (disentería amibiana), fiebre, escalofríos, estreñimiento de carácter intermitente, flatulencia, dolor de cabeza, dolor abdominal de tipo espasmódico y fatiga.
Aunque se han podido establecer cuatro formas clínicas funfamentales de la amibiasis intestinal: La diarreica-disentérica, la colitis fulminante, la apendicitis y el ameboma.
La colitis fulminante se presenta principalmente en lactantes con desnutrición avanzada y el cuadro clínico es el anterior pero con datos de peritonitis por perforaciones y las ocasionadas por el estado toxiinfeccioso.
La apendicitis amibiana no se puede diferenciar de otros tipos de apendicitis por medios clínicos.
El ameboma es raro en niños y se presenta con mayor frecuencia en adultos jóvenes. Está caracterizado por diarrea mucosanguinolenta y se palpa un tumor abdominal.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de amebiasis intestinal es sugerido por el cuadro clínico y epidemiológico y se confirma mediante la demostración de la E. histolytica en las heces o los tejidos. Hay que examinar de inmediato en busca de trofozoitos móviles, preparaciones en fresco de heces liquidas y semiformadas recientes.
Las amebas suelen mostrarse con mas facilidad en los copos sanguinolentos de moco de las heces. En los pacientes sintomáticos, la proctoscopía permite a menudo mostrar lesiones en la mucosa. Hay que efectuar siempre una aspiración de las lesiones y un examen del material aspirado en busca de trofozoitos.
El diagnóstico de amebiasis extraintestinal es más difícil. En general el examen de las heces es negativo y rara vez puede demostrarse la presencia de trofozoitos en material purulento. En algunos casos con sospecha clínica de absceso hepático amebiano el único método de diagnóstico que tiene alguna utilidad es la administración de prueba con amebicidas.
Las pruebas serológicas ofrecen resultados positivos en casi todos los enfermos con absceso hepático amebiano, y en mas del 80% de los que tienen disentería amebiana aguda. Las pruebas con mayor grado de sensibilidad que se dispone son la hemoglutinación indirecta y la de inmunoabsorción de tipo enzimático.
¿En qué consiste el tratamiento y la prevención?
A pesar de la importancia de la enfermedad como problema de salud pública, se cuenta con un número relativamente reducido de medicamentos para el tratamiento de la disentería y el absceso hepático amibianos. La mayoría de ellos con un margen terapéutico estrecho y con diversos efectos secundarios en el hombre. Además, han aparecido informes de resistencia de E. histolytica a algunos de los fármacos antiamibianos más usuales en la práctica médica.
Educar a la población general con relación a la higiene personal, eliminación de las heces en los lugares adecuados, así como también a lavarse bien las manos después de cada evacuación y antes de preparar los alimentos. Hay que tener especial cuidado durante el verano, porque la amibiasis es una enfermedad más frecuente en época de calor.
Hervir el agua antes de ingerirla para eliminar los quistes que puedan contenerse en ésta.
Lavar bien las frutas y sobre todo las hortalizas, ya que estas son las mas propensas a contener quistes, por su contacto con el suelo.
Erradicación de poblaciones de moscas, ya que estas pueden transportar los quistes de un lugar a otro.
Supervisión continua de las organizaciones de salud pública a las personas que preparan alimentos en los lugares públicos así como la limpieza general de los locales.
Realizar coprológicos a todos los integrantes del círculo familiar a que pertenezca un individuo afectado.