¿Cuántos de nosotros hemos oído a nuestros padres o abuelos hablar de la autenticidad de los productos que consumían años atrás? Seguramente la gran mayoría. Lo cierto es que en parte tienen razón, pues fue hace 70 años cuando los productos químicos comenzaron a introducirse en la industria alimentaria.
Actualmente las posturas son diversas, hay científicos que creen que los alimentos ecológicos son benéficos para la salud y hay quien duda de su efectividad, existe una batalla entre los partidarios de los alimentos transgénicos y los partidarios de los alimentos ecológicos en la cual ambas posturas postulan argumentos que no están comprobados científicamente, como el hecho de que los transgénicos son perjudiciales para la salud.
Al inicio del siglo XX, 1.500 millones de personas poblaban la Tierra, hoy somos más de 6.000, la población mundial ha crecido más en estos dos últimos siglos que en todos los anteriores y esto ha forzado a la industria alimentaria a utilizar productos químicos con el objetivo de rentabilizar los cultivos y abaratar su coste de producción. Apareció entonces lo que se conoce como producción intensiva, que aseguraba una fuente de alimentos estable para la creciente población.
Estos datos obligan a reinventarse, para abastecer las necesidades del futuro se crea la producción intensiva. Por otro lado la agricultura y ganadería ecológica es respetuosa con la naturaleza y supone una importante alternativa a la producción intensiva de alimentos. Pero la pregunta es: ¿podríamos alimentar a toda la población sólo con alimentos ecológicos? Muchos lo dudan, a pesar de la creciente industria del mercado ecológico.
Hoy en día se investigan nuevas formas de producción de alimentos y de conservación de los mismos. Ya se están utilizando procesos que, centrados en la etapa de la postcosecha, alargan la vida de frutas y verduras bajando la temperatura y quitándole el oxígeno evitando así que el 50% de estas se pierda. Se pretende también, en el mundo de la agricultura, mejorar genéticamente las plantas para lograr cultivos resistentes a la sequía con métodos de manipulación genética.
LOS ALIMENTOS POTENCIALES A CONSUMIR
Por extraños que nos parezcan, los insectos, la carne de laboratorio y las algas son algunos de los alimentos proclives a ser consumidos con mayor frecuencia en el futuro. Los insectos por ejemplo, tienen una alta probabilidad como hemos dicho de convertirse en un alimento básico. Estos tienen un valor nutritivo semejante al de la carne y son una fuente importante de proteínas. Además, el costo de criarlos es mucho menor en comparación al ganado. Existen 1.400 especies comestibles y una gran parte de la población mundial ya se alimenta de ellos.
Poco tiempo atrás y con la idea de ver si podía convertirse en un alimento para los astronautas en el espacio, científicos holandeses produjeron carne in-vitro, también conocida como carne cultivada. Hicieron crecer tejido muscular a partir de células madre de vacas. Hacer crecer carne en el laboratorio (evitando así la cría de ganado) reduciría significativamente la producción de gases con efecto invernadero y el consumo de agua y energía. Por lo tanto nos encontramos con la paradoja de que los ecologistas están en contra de estos productos transgénicos, aún contaminando mucho menos.
En conclusión, a la afirmación de que la comida de nuestros padres y abuelos era comida más auténtica, hay diversas afirmaciones. Pero lo que es seguro es que con los sistemas de años atrás, la producción disminuiría entre un 30% y un 50%, dejando por consiguiente a millones de personas sin sustento.