La mitad de las mujeres de 25 hacia arriba presenta problemas dermatológicos que se creían superados en otra etapa.
Dermatólogos del Hospital de la Universidad de Nantes establecieron una diferencia entre el acné juvenil y el de la mujer de veinticinco años en adelante, caracterizado por depósitos de aceite localizados más profundamente en la piel. Incluso, algunas de ellas jamás habían experimentado la incomodidad de la irritación cutánea. Los científicos creen haber identificado la causa principal, que proviene de las mujeres profesionales: el estrés del éxito.
Al parecer, las presiones para sostener una carrera profesional es lo que les está pasando la cuenta en la piel, el estudio indica que las ejecutivas de alto vuelo son las más proclives al acné.
Las mujeres están, ahora, bajo más presión que en generaciones pasadas y el estrés resultante las hace liberar hormonas masculinas, las que a su vez producen más aceite, lo que puede conducir a la obstrucción de los poros. En comparación con los varones, las mujeres tienen una proclividad a sufrir de acné de hasta tres veces más que los hombres debido a que la piel femenina es más sensible a la acción de las hormonas masculinas sobre las glándulas sebáceas.
Normalmente, la frente forma parte de la zona llamada T, que incluyen también la nariz y el mentón.
El acné es provocado por una bacteria llamada Propionibacterium que todo el mundo lleva en la piel, normalmente sin problemas.
El acné es fácilmente reconocible por la aparición de espinillas y su distribución en la cara, cuello, pecho o espalda. Sin embargo, hay varios tipos de acné, el más común es el tipo llamado acné vulgaris.
Mientras los adolescentes tienden a tener estas irritaciones dérmicas en la llama Zona T, que incluye el mentón, la nariz y la frente, las mujeres que se aproximan a los treinta años, sufren de erupciones más bien císticas, localizadas más profundamente en la piel, más endurecidas y difíciles de tratar.
La Dra. Susanna Baron, de Canterbury Hospital, en el Reino Unido, comenta que es la oportunidad de reevaluar la visión actual del acné, ya que no se reconoce cuánto afecta la vida de las mujeres adultas, los tratamientos existentes pueden ser muy efectivos para impedir la formación de nuevos quistes y cicatrices.
El médico puede recomendar antibióticos, por un mínimo de dos meses, normalmente eritromicina o algún tipo de tetraciclina. En el caso de mujeres, algunas pastillas anticonceptivas pueden ayudar. Las más afectivas contienen un bloqueador hormonal que reduce la cantidad de aceite en la piel.