La tos ferina, conocida científicamente como pertussis, es una infección respiratoria altamente contagiosa. Afecta principalmente a niños, pero puede incidir en todas las edades. Esta enfermedad se caracteriza por una tos intensa y convulsiva, seguida a menudo por un sonido agudo al inhalar. Puede ser especialmente grave en bebés menores de un año, llevando a complicaciones serias. Una mamá me dijo hoy: » A mi hijo le diagnosticaron tos ferina. ¿Qué hago?». Aquí te explico de qué se trata esta enfermedad.
Causas
La tos ferina es causada por la bacteria Bordetella pertussis. Esta bacteria se transmite de persona a persona a través de gotitas respiratorias expulsadas al toser o estornudar. Una vez en el tracto respiratorio, la bacteria se adhiere a los cilios de las células epiteliales y libera toxinas. Estas toxinas dañan las células y provocan la inflamación de las vías respiratorias, lo que resulta en los síntomas típicos de la enfermedad.
Cómo ocurre
La fisiopatología de la tos ferina implica la adherencia de la bacteria al tracto respiratorio, seguida de la liberación de toxinas. Estas toxinas, como la toxina pertussis, provocan una respuesta inflamatoria que daña los tejidos del tracto respiratorio. Esto interfiere con la función normal de los cilios y aumenta la producción de moco, lo que lleva a los episodios característicos de tos intensa.
Síntomas
Los síntomas iniciales de la tos ferina son similares a los de un resfriado común, incluyendo fiebre leve, congestión nasal y tos. Después de una o dos semanas, la tos se vuelve más severa. Los ataques de tos pueden ser tan intensos que resultan en dificultad para respirar, vómitos o un sonido agudo al inhalar. En los bebés, la tos puede ser menos notoria, pero pueden presentar apneas o pausas en la respiración.
Diagnóstico
El diagnóstico de la tos ferina se realiza mediante la historia clínica y la observación de los síntomas. Para confirmarlo, se pueden realizar pruebas de laboratorio, como la PCR (reacción en cadena de la polimerasa) para detectar el ADN de la bacteria, o el cultivo de un hisopo nasofaríngeo. La detección temprana es crucial para el tratamiento efectivo y la prevención de la propagación.
Tratamiento
El tratamiento principal para la tos ferina es con antibióticos, que son más efectivos cuando se inician en las primeras etapas de la enfermedad. Los medicamentos ayudan a controlar los síntomas y a prevenir la transmisión a otras personas. En casos graves, especialmente en bebés, puede ser necesario el tratamiento hospitalario para manejar las complicaciones y proporcionar soporte respiratorio.
Prevención
La prevención de la tos ferina es principalmente a través de la vacunación. La vacuna DTPa (difteria, tétanos y pertussis acelular) es efectiva y forma parte de los programas de inmunización infantil. También es importante la vacunación de las mujeres embarazadas, ya que proporciona protección al bebé durante los primeros meses de vida. Medidas como el lavado de manos y el uso de mascarillas pueden ayudar a reducir la transmisión.
Si te identificas con la frase «A mi hijo le diagnosticaron tos ferina. ¿Qué hago?», es importante que consultes a tu médico. Debes seguir las indicaciones del pediatra al pie de la letra. Además, si estás embarazada o tienes un recién nacido, asegúrate de que quien está cerca de él esté vacunado contra la tos ferina.
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