Investigadores encabezados por el Dr. Kevin Hall, experto en obesidad del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de EUA presentaron en una conferencia científica, celebrada en Canadá, un modelo matemático más realista sobre objetivos de pérdida de peso, mostrando hasta qué punto las recomendaciones médicas vigentes pueden ser erróneas.
Contrariamente a otros simuladores, esta nueva herramienta toma en cuenta las diferencias en el metabolismo entre los individuos, su sexo, la cantidad de grasa inicial de su cuerpo y su edad, explica el Dr. Hall.
Este nuevo modelo puede hacer estimaciones razonablemente exactas sobre la pérdida de peso esperada, contrariamente a las previsiones exageradamente optimistas del viejo sistema general utilizado desde hace 50 años en EUA.
El Dr. Hall presentó su trabajo en la Conferencia de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia que tuvo lugar en Vancouver, Canadá.
La creación de este simulador fue el objeto de un estudio publicado en la revista médica británica The Lancet. Según el sistema actual, que estima que 3.500 calorías equivalen a una libra (0,45 kg), se calcula que si cada día se tiene un déficit de 500 calorías, quemándolas con actividad física o reduciendo el aporte nutricional, se pierde una libra por semana, pero esta tesis es inexacta puesto que el modelo no toma en cuenta las diferencias en el metabolismo. El nuevo simulador es una herramienta con la que la gente puede ingresar su información: edad, talla, peso y estimación de su actividad física, al dar la dirección electrónica para acceder al modelo (http://bwsimulator.niddk.nih.gov/).
Hasta el momento, este simulador es difícil de manejar y está destinado a los profesionales de la salud a fin de ayudarles a comprender la razón por la cual una persona pierde peso más rápido o más lentamente que otra cuando se someten a la misma dieta y tiene el mismo nivel de actividad física.
La prevalencia de la obesidad se ha duplicado en cerca de 30 años en el mundo, afectando a 500 millones de adultos, y más a mujeres que a hombres, según un estudio publicado a finales de 2011 en The Lancet.