Los derechos humanos son fundamentales y el camino que falta por recorrer es enorme para lograr que niños indefensos no sean agredidos, que los derechos de las mujeres, en varias partes del mundo no sean pasados por alto y justificados por costumbres culturales o creencias religiosas, que la violencia sexual quede erradicada en conflictos armados y debidamente castigada en cualquier circunstancia, que las personas que viven con alguna discapacidad tengan facilidades y oportunidades que les permitan vivir con dignidad y que los enfermos reciban un tratamiento respetuoso en los hospitales.
En fin… Es mucho lo que nos falta por recorrer para alcanzar una vida digna para todos. Sin embargo, hay quienes parecen abordar el tema de los derechos humanos como una bandera política más que como un ideal que todo ser humano debe perseguir. Ciertos partidos que buscan atraer votos se dan a la tarea de defender los “derechos humanos” de personas que han cometido delitos imperdonables hacia sus semejantes.
Me pregunto… ¿Tiene los mismos derechos un hombre que ha violado y asesinado a una mujer, que un niño que por mero error geográfico no tiene acceso a una alimentación adecuada y a los servicios de salud más básicos?
¿Tiene los mismos derechos un ser “humano” que abusa física, emocional o sexualmente de un menor, que una persona que trabaja arduamente todos los días para llevar el sustento a su familia?
¿Tiene los mismos derechos alguien que viola la ley o que comete actos de terrorismo contra poblaciones enteras, que aquellos que viven en el marco de la ley, respetando los derechos de los demás?
Antes de defender causas perdidas con fines políticos o económicos escudándose tras la bandera de la defensa de los “derechos humanos”, deberíamos trabajar por los derechos de quienes nunca han cometido un delito y aún así, sus derechos son violados a cada instante.