Los genes podrían estar relacionados con la capacidad de una persona para sentir empatía por otros: según un estudio de EE. UU.
Los investigadores entrenaron a ratones altamente sociables para que identificaran un sonido en una jaula específica como negativo, al mismo tiempo que escuchaban chillidos de angustia de un ratón que estaba en esa jaula. Pero una variedad de ratones genéticamente diferentes que eran menos sociables no hicieron la misma conexión negativa.
El estudio aparece en la edición de febrero de la revista PLoS One. Los resultados indican que la capacidad para identificar y actuar en función de las emociones de otros podría tener una base genética, dijeron investigadores de la Universidad de Wisconsin en Madison y la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón.
Agregaron que entender la empatía de los ratones podría mejorar el conocimiento de los problemas de interacción social que ocurren en muchos trastornos psicosociales humanos, como el autismo, la esquizofrenia, la depresión y la adicción.
El meollo de la empatía es la capacidad de tener una experiencia emocional y compartir esa experiencia con otra persona. Estamos tratando básicamente de deconstruir la empatía en unidades funcionales más pequeñas que la hagan más accesible a la investigación biológica, señaló el colíder del estudio Jules Panksepp, estudiante de postgrado de la Universidad de Wisconsin-Madison, en un comunicado de prensa de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregon.
Los déficits de empatía son abordados frecuentemente en el contexto de trastornos psiquiátricos como el autismo. Creemos que con el desarrollo de un modelo sencillo en ratones, probablemente nos acerquemos a la creación de un modelo de síntomas de trastornos humanos.
Los ratones pueden tener una forma más compleja de empatía de la que creemos, dijo en el mismo comunicado de prensa Garet Lahvis, profesor de neurociencias del comportamiento de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregon. Creemos que existe una contribución genética en la capacidad de empatía que tiene grandes implicaciones en la investigación del autismo y de otros trastornos psicológicos.
Estudios futuros examinarán las diferencias genéticas entre los ratones altamente sociales y los menos sociales a fin de identificar genes específicos que podrían desempeñar un papel en la empatía.