Los resultados del estudio encabezado por el Dr. Thomas Korff, del Instituto de Fisiología y Fisiopatología de la Universidad de Heidelberg en Alemania, sugieren que actuar con medicamentos sobre estas proteínas podría frenar la progresión de las várices, y disminuir la necesidad de cirugía, con la reducción de las complicaciones típicas de los casos más severos.
El origen de las várices está en una proteína que se une al ADN para controlar las funciones genéticas (el factor de transcripción AP-1). Un paso posterior del proceso es la producción de un conjunto de proteínas recién descubiertas que inciden significativamente en el desarrollo de las várices.
El equipo del Dr. Korff, espera que estos resultados incentiven la puesta en marcha de estudios futuros que se centren en los mecanismos subyacentes en esta enfermedad venosa, muy común, pero a la que históricamente la comunidad científica no le ha dedicado la atención que se merece.
El Dr. Korff cree que a largo plazo esta línea de investigación dará como resultado el desarrollo de una terapia farmacológica que mejore la calidad de vida de todas las personas que sufren de várices.
En el experimento definitivo del estudio, tras comprobar la formación de varices en un modelo de ratón, el equipo del Dr. Korff bloqueó la actividad del Factor de Transcripción AP-1, con una inhibición de la síntesis de proteínas asociadas con el proceso de las várices, y el resultado fue que dicho proceso fue abolido casi por completo.
El AP-1 fue inhibido por oligonucleótidos señuelo, una clase bien estudiada de fármacos basados en los ácidos nucleicos.
La mayoría de la gente conoce las várices como un recordatorio antiestético del envejecimiento. Sin embargo, a algunas personas, las várices les causan un dolor significativo, que afecta a la calidad de la vida, y en algunos casos a la duración de la misma, tal como señala el Dr. Gerald Weissmann, editor del boletín de la Federación de Sociedades Estadounidenses de Biología Experimental (FASEB), donde se han presentado los resultados de la investigación.
Si bien la cirugía puede ser beneficiosa en algunos casos, no es la solución ideal. La investigación ahora presentada abre las puertas a un enfoque completamente nuevo para el tratamiento y la prevención de las várices.